Miércoles, 4 de abril de 2007 | Hoy
SOCIEDAD › ACTO EN EL CONGRESO POR LA APARICION DE LAS MUJERES VICTIMAS DE LA TRATA
Al cumplirse cinco años de la desaparición de Marita Verón, organizaciones sociales y de mujeres marcharon frente al Congreso para reclamar justicia para las víctimas de las redes de trata en el país. “Falta un compromiso político con el tema”, denunciaron.
Por Mariana Carbajal
Andrea Noemí López desapareció hace tres años en Santa Rosa, La Pampa. Tenía 25 años y un hijo que el 16 de abril cumplirá 8 años. Su familia cree que fue entregada a una red de tratantes de mujeres y está encerrada en algún prostíbulo del país. Por la aparición con vida de Andrea y de alrededor de cuatrocientas mujeres “desaparecidas en democracia” por mafias de proxenetas se realizó ayer una marcha frente al Congreso, al cumplirse cinco años de la ausencia de la joven tucumana María de los Angeles “Marita” Verón. “El Gobierno habla de los desaparecidos del ’70, pero de los desaparecidos en democracia no dice nada. Falta un compromiso político con el tema”, cuestionó Susana Trimarco, la madre de Marita. Trimarco adhirió a la manifestación desde Tucumán, donde encabezó una protesta frente a los tribunales de la capital provincial para reclamar que se designe fecha para el juicio oral contra los 13 procesados por la desaparición de su hija.
“Reclamamos al Estado, a los partidos políticos, a la Justicia por la aparición con vida de estas mujeres desaparecidas en democracia”, explicó Fabiana Tuñez, coordinadora de la asociación civil Las Mujeres de la Casa del Encuentro, una de las ONG que convocaron a la marcha de ayer frente al Congreso. A la manifestación adhirieron más de un centenar de organizaciones de derechos humanos, de mujeres y de defensa de los derechos de la infancia, además de la Coalición contra la Trata de Mujeres y Niños de Argentina y el Inadi, que acaba de habilitar la línea telefónica gratuita 0-800-999-2345 para realizar denuncias sobre casos de trata.
No hay datos certeros, pero sobre la base de las sucesivas denuncias que se acumulan semana a semana provenientes de distintos puntos del país, Tuñez señaló que se estima que hay alrededor de cuatrocientas mujeres, adolescentes, niñas y niños desaparecidos con fines de explotación sexual en la Argentina.
Para dar una idea de la magnitud del fenómeno sirve este dato: en la búsqueda de su hija, Susana Trimarco ha rescatado en los últimos cinco años cerca de un centenar de chicas de diversos prostíbulos. Muchas de ellas le han dado pistas para seguir el rastro de Marita, que desapareció cuando tenía 23 años, en San Miguel de Tucumán. A Trimarco le han dicho que la vieron en un cabaret de La Rioja. Semanas atrás, fue distinguida con el Premio Internacional a las Mujeres de Coraje, otorgado por el Departamento de Estado norteamericano de manos de su titular, Condoleezza Rice. Con la ayuda de la Embajada de Estados Unidos, está armando una fundación para brindar asesoramiento a familias con hijas captadas por las mafias de la trata y ayudar a las víctimas (ver aparte).
“De ahora en más, todos los días 3 de cada mes vamos a hacer una ronda alrededor del Congreso para concientizar a la sociedad sobre las consecuencias de las redes de trata”, anunció Tuñez.
Ayer el reclamo tuvo nombres propios, como el de Marita Verón, pero también pedidos por la aparición de decenas de mujeres cuyas historias no han tenido tanta trascendencia en la prensa. Una de ellas es Andrea Noemí López. Tenía 25 años cuando se la vio por última vez en Santa Rosa, La Pampa, donde vivía con su pareja, el boxeador Víctor Purreta, quien la obligaba a prostituirse. Con él había tenido un nene, que está por cumplir 8 años y ahora vive con su abuela materna. “Creemos que Purreta la debe haber entregado a algún prostíbulo, a lo mejor debía plata y la entregó para pagar una deuda. A los tres o cuatro meses de su desaparición, su socio en un prostíbulo, Juan Carlos Morán, nos llamó y nos dijo que Andrea estaba en un cabaret de la localidad de Daireaux, vecina a Pehuajó, en la provincia de Buenos Aires. Pero fuimos allá y no la encontramos. Después Morán apareció muerto, ahorcado, con la boca tapada, como un crimen mafioso”, contó a Página/12 la mamá de Andrea, Julia Ferreira. Purreta fue condenado en 2005 por “promoción y facilitación de la prostitución” a 5 años de prisión por el caso de Andrea y en el juicio se escucharon testimonios que dieron cuenta de que además la sometía a brutales golpizas. El boxeador está preso en la Unidad Penal Nº 4 de La Pampa, aunque empezó recientemente a gozar de salidas transitorias. “Mi hija está viva y la vamos a encontrar”, se esperanza Julia. Es viuda. Tiene 47 años, cuatro hijos más (una de 18 años) y trabaja como empleada doméstica. En su lucha por encontrar a su hija cuenta con el respaldo de organizaciones feministas pampeanas, entre ellas Mujeres por la Solidaridad y Mujeres de la CTA.
También estuvieron presentes las fotos de Florencia Pennachi, Fernanda Aguirre y Otoño Uriarte, que sobrevolaron la tarde de protesta frente al Congreso de la Nación. Militantes sociales y políticas, y líderes de organizaciones feministas y de defensa de los derechos de las mujeres se concentraron allí, a partir de las 18, para reclamar la aparición con vida de las víctimas de la trata de personas. “Desaparecida”, decía la cinta pegada en el pecho de una joven que repartía volantes. “Es una forma de decir a la sociedad que todas podemos ser víctimas de las redes de secuestro y prostitución”, explicó una integrante de la Red No a la Trata que lució la consigna en el brazo.
Con una batucada que imprimió ritmo a la marcha, las organizaciones avanzaron por avenida Rivadavia para caminar alrededor del Palacio Legislativo. Mientras un grupo de mujeres de la Casa del Encuentro llevaba un cartel con el pedido “aparición con vida de las víctimas de la trata secuestradas para la prostitución”, otras repartían volantes entre los vecinos y transeúntes para alertar a la sociedad sobre este delito. “Todos debemos tomar conciencia de que esta realidad afecta a todos. Basta de desaparecidas en democracia”, sostuvo una militante.
Completada la ronda, las mujeres se juntaron frente al Congreso para sellar la movilización con su reclamo: “No a la trata”, fue la consigna que marcaron a fuego en el asfalto.
Informe: Elisabet Contrera.
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