Miércoles, 4 de abril de 2007 | Hoy
Marita Verón tenía 23 años cuando desapareció. Ayer se cumplieron cinco años de su secuestro. Iba rumbo a la Maternidad de Tucumán para hacerse algunos estudios. Se sospecha que una enfermera la entregó. Su familia nunca más la vio. La investigación por su desaparición demostró que cayó en manos de una red de trata de mujeres, una de las tantas que operan en el país. Por el caso, hay trece personas procesadas, entre ellas, la regenta de un cabaret riojano, su hijo y la esposa de éste, todos por “privación ilegítima de la libertad agravada y promoción de la prostitución”.
La madre de Marita cría a la hija de la joven desaparecida. Susana Trimarco se ha convertido en una referente en el tema en el país y por su lucha, en la búsqueda de Marita, acaba de ser galardonada por el gobierno de Estados Unidos. Ayer, Trimarco recordó a su hija con una misa y protestó frente a los tribunales tucumanos en reclamo de una fecha para el juicio oral contra los imputados por la desaparición de Marita. “Las vamos a encontrar, la vamos a encontrar”, repitió Trimarco en diálogo con Página/12.
A los tres días de desaparecer, a Marita la vieron a unos 30 kilómetros de su casa de Tucumán. Se tambaleaba como drogada y en lugar de sus zapatillas, llevaba tacos altos. Un patrullero la recogió y según el testimonio de los policías –algo confuso– la dejaron en un micro rumbo a su casa. Se presume que había escapado de una fiesta sexual, pero que habría sido devuelta al mismo lugar. Una prostituta contó que pasó por manos de un proxeneta, quien la tuvo en su casa y a los dos días la vendió a 2500 pesos a una whisquería de La Rioja. Su familia recibe periódicamente pistas sobre su paradero. “No podemos contar nada para no entorpecer la investigación”, explicó Trimarco, sin perder las esperanzas de volver pronto a abrazar a su hija.
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