Jueves, 12 de abril de 2007 | Hoy
SOCIEDAD › UN INCENDIO EN EL “IRIZAR” OBLIGO A EVACUAR A SUS 296 TRIPULANTES
El rompehielos quedó anclado a 140 millas de Puerto Madryn, el lugar del accidente, con sólo el capitán a bordo. Se desconocen los daños. Los tripulantes fueron rescatados “sanos y salvos”.
El rompehielos “Almirante Irízar”, buque insignia de la Armada Argentina que fue utilizado como hospital durante la Guerra de Malvinas, quedó varado en altamar, a 140 millas náuticas de Puerto Madryn, luego de sufrir un incendio que obligó a evacuar a sus 296 tripulantes y pasajeros, todos los cuales están “sanos y salvos”, aseguraron las autoridades de la fuerza. El fuego, que se inició en el sector de popa donde están las grúas y otras máquinas, se produjo cerca de las 22 del martes y una hora y media después el comandante del barco, capitán de fragata Guillermo Tarapow, ordenó la evacuación ante el avance de las llamas, favorecidas por la enorme cantidad de combustible almacenado a bordo. El “Almirante Irízar” estaba regresando al puerto de Buenos Aires, procedente de la Antártida, dando por finalizada la campaña anual de verano. Anoche, Tarapow, como dice la tradición de los hombres de mar, permanecía a bordo de la nave –anclada en el lugar del siniestro–, evaluando los daños y verificando si el incendio estaba efectivamente extinguido. El futuro del barco es incierto: anoche no estaba descartado su eventual hundimiento, aunque hay optimismo para salvarlo. Y, en ese caso, tampoco se sabe la verdadera magnitud de los daños.
El vocero del Ministerio de Defensa, Jorge Bernetti, aclaró que el capitán Tarapow estaba actuando “con la mesura del caso, sin exponer su vida”, acompañado de cerca por la tripulación del guardacostas “Thompson” y la corbeta “Granville”, de la Prefectura Naval, con cuyas tripulaciones mantenía contacto permanente por medio de un megáfono. Anoche se aguardaba la llegada al lugar donde está anclado el “Almirante Irízar” de un grupo de embarcaciones que intentarán el rescate de la nave emblemática de la Armada Argentina. La intención es conducirla a puerto y ver si se puede reconstruir, una vez que se apague definitivamente el fuego. Mientras tanto, los tripulantes y los pasajeros del rompehielos se dirigían a tierra, a Puerto Madryn, desde donde serán trasladados luego a la Base Almirante Zar de la ciudad de Trelew. Allí recibirán asistencia médica para determinar su estado de salud luego de la travesía.
El incendio fue declarado a las 22 del martes en el compartimiento de generadores que producen la energía eléctrica para el buque, cuando navegaba 140 millas al este de Puerto Madryn. Las llamas se volvieron incontrolables para la tripulación que intentaba sofocar el siniestro y eso llevó al capitán Tarapow a ordenar la evacuación, a las 23.30. El vicealmirante José Ramón Manzor, subjefe del Estado Mayor Conjunto, a cargo de las operaciones de rescate desde la base de Trelew, aseguró que todos los ocupantes del barco “fueron rescatados y están bien”. Manzor aseguró que “el ‘Irízar’ tiene estabilidad, no está escorado y cuando sea remolcado a puerto verificaremos su estructura para saber cuáles fueron los daños causados por el fuego”. Ante una pregunta, el jefe naval informó que “por el momento se ignoran las causas que provocaron el incendio”.
Manzor admitió que el incendio se inició “en el peor lugar” porque de inmediato la embarcación “se quedó sin energía”, lo que obligó a la inmediata evacuación de la nave. La tripulación era trasladada en forma muy lenta hacia la costa debido a que en Puerto Madryn había vientos de 55 kilómetros por hora con ráfagas de hasta 60. En la zona costera, el oleaje era intenso. La nave incendiada fue sobrevolada por aviones y helicópteros de las tres fuerzas. Los expertos que hicieron la observación aérea coincidieron que no se observan daños en el casco y en la parte externa de la nave. El “Irízar” regresaba a Buenos Aires luego de haber finalizado la Campaña Antártica de Verano 2006/2007, que tuvo una duración de cuatro meses. En ese tiempo proveyó de insumos a las bases Esperanza, Jubany, San Martín, Primavera, Orcadas, Cámara, Petrel, Decepción, Melchior, Brown, Marambio, Belgrano II y Matienzo.
La tripulación está compuesta por personal de las tres fuerzas y por civiles que dependen de la Dirección Nacional del Antártico, quienes forman parte de las misiones científicas en la Antártida. También viajaban militares de Venezuela y de Chile. Todos dejaron la nave en los 24 botes salvavidas y fueron rescatados luego por el petrolero de bandera panameña “Scarlet-Ibis”, el pesquero uruguayo “Magrit” y el argentino “San Cayetano”. Los tres barcos acudieron a la zona del accidente, a poco de recibir el aviso por la emergencia. Fuentes de la Dirección del Antártico remarcaron que un juez federal iniciará una investigación para saber las causas del incendio y si hubo violación de las normas de navegación internacional.
Un avión de reconocimiento B-200 de la Armada y un caza de la Prefectura Naval acompañaron las balsas salvavidas del “Irízar”, mientras que un Hércules C-130 de la Fuerza Aérea y un Fokker F-28 de la Armada permanecían en Trelew para intervenir, si fuera necesario. Uno de los viajeros del “Irízar” es el teniente de navío Pedro Ignacio Hurtado Zerpa, de 32 años, miembro de la Armada de Venezuela. “Para nosotros, navegar con hielos y baja visibilidad es una experiencia poco frecuente. Realmente las expectativas las he cumplido, y somos pocos los privilegiados en conocer esta parte tan bella del planeta”, dijo Hurtado Zerpa, tal cual puede leerse en una página de Internet que recogió declaraciones de los viajeros antes de que se produjera el incendio.
El teniente segundo de la Armada de Chile, Cristóbal Ignacio Ugalde Rother, de 29 años, submarinista nacido en la capital del país trasandino, sostuvo que el viaje le parecía “extraordinario” y que se sentía “un privilegiado por estar” a bordo del “Irízar”. “Yo no le había comentado nada a mi esposa que me había postulado para este viaje y cuando me llegó la nota se lo comenté. Ella me conoce y sabe lo mucho que significa para mí estar acá, así que me entendió”, dijo. La experiencia tuvo, esta vez, un final inesperado. “De todos modos, fue una desgracia con suerte”, comentó una fuente del Estado Mayor Conjunto.
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