Un incendio, otro, en la Cárcel de Varones de Santiago del Estero, provocó lesiones por aspirar gases venenosos luego de la quema de colchones de poliuretano en protesta. Según la información policial, el fuego fue iniciado en una celda de aislamiento por un interno alojado en ella. El humo venenoso avanzó por el pasillo y afectó especialmente a los presos del pabellón 7. Doce internos y dos guardiacárceles, sufrieron asfixia y fueron hospitalizados. Dos de los presos, incluyendo el que inició el fuego, fueron internados en terapia intensiva. Pero, se sabe, la información oficial tiene sus baches, tapados. No queda claro cómo encendió el colchón si a los alojados en las celdas de aislamiento no les entregan colchones.

Supuestamente, el preso alojado en las celdas que eufemísticamente denominan de aislamiento protestó encendiendo fuego el colchón de poliuretano, y luego perdió el control del fuego. “Lo contradictorio es que las mismas autoridades aseguraron que a los que mandaban a las celdas de castigo no les entregan colchones para evitar esto”, señaló a Página/12 Cristina Torres, de la Asociación por Memoria, Verdad y Justicia y Familiares de Detenidos, Desaparecidos y ex Presos.

Si la versión oficial es la que culpabiliza al preso y, de ser cierta, de todos modos no enuncia los motivos, que los debía tener. “Acortaron las visitas para las fiestas como un castigo –describió Torres–; hace un calor insoportable ahí adentro; no tienen agua; tampoco tienen luz; para colmo, este fin de año se generó malestar porque no dieron las habituales conmutaciones o reducciones de pena por las Fiestas. Hasta para los guardias hay malestar, porque dicen que quedan como los chivos expiatorios.” En la alcaidía de La Banda, para no ser menos, otro preso se cortó los brazos en protesta.