Miércoles, 2 de julio de 2008 | Hoy
SOCIEDAD › OPINIóN
Por Juan Manuel Velasco *
Durante la campaña, el actual jefe de Gobierno, Mauricio Macri, planteó entre sus propuestas la continuidad de la política de Basura Cero en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires. Volvió a ratificar este compromiso en varias oportunidades una vez que asumió el gobierno. Quienes militamos por una política verde vimos con esperanza la posibilidad de que se diera continuidad a una política que diferencia positivamente a Buenos Aires de otras ciudades del mundo y que, además, tiene una fuerte adhesión en la población, tanto en su formulación como en los primeros pasos de su implementación.
Sin embargo, cada vez con más frecuencia nos vemos más decepcionados por las actitudes y expresiones de sus funcionarios, que no son coherentes con esa promesa electoral y de gobierno. Hace unos días, uno de estos funcionarios criticó la ley de basura cero porque prohibía la incineración, mostrando un evidente desconocimiento de la ley y una manifiesta intención de hacer lobby a favor de un sector empresarial que está perdiendo posiciones en todo el mundo en la medida en que las naciones más desarrolladas deben asumir compromisos cada vez más estrictos con la protección del ambiente, producto de la presión y el aumento de la conciencia de su ciudadanía. Para refutar esos argumentos falaces, hacemos las siguientes consideraciones:
a. El costo ambiental de la incineración es terriblemente alto, pues los incineradores utilizan como combustible primario combustibles fósiles, incrementando las emisiones de gases de efecto invernadero.
b. El costo de plantas incineradoras es mucho mayor que el de muchas otras alternativas de reciclado de residuos tanto secos como húmedos, ya que los filtros y controles necesarios para que no emitan gases nocivos para la salud son de extrema complejidad y rigurosidad.
c. Desalienta el proceso de separación en origen, pues los materiales que más poder calórico tienen son los residuos secos (papel, cartón, plástico, por ejemplo), desperdiciando la posibilidad de reusar y reciclar, tal como lo proponen todas las recomendaciones internacionales en la materia. Por eso es que la Ley Basura Cero no prohíbe totalmente la incineración y permite considerar la evaluación de este sistema una vez que se haya alcanzado la meta de reducir el envío a relleno sanitario del 75 por ciento de los residuos recolectados en la ciudad.
Uno de los argumentos “incineratorios” es que desde su sanción en diciembre de 2005 no se redujeron las cantidades de residuos enviadas al Ceamse.
a. La ley comenzó a ser operativa recién en mayo de 2007, cuando fue reglamentada por decreto del entonces jefe de Gobierno, Jorge Telerman. Es importante recordarles a los funcionarios la necesidad de distinguir entre la vigencia y la operatividad de la ley. La ley Basura Cero recién cumplió un año de operatividad en mayo de este año.
b. No se puede evaluar el éxito o fracaso de una política de largo plazo con menos de un año de implementación, y menos tratándose de una ley que propone metas y políticas para las próximas décadas y que fue aprobada por unanimidad por una Legislatura donde el actual partido gobernante era la fuerza política con mayor número de diputados.
c. Las estadísticas del Ceamse muestran que la cantidad de residuos producidos aumenta con el incremento del consumo. Desde 1990, el año que más residuos se produjeron fue en 1999 (1.977.252 toneladas anuales). Comienza a caer en el 2000 hasta llegar a las 1.421.842 toneladas anuales en el 2003 y empieza a recuperarse en el 2004, alcanzando 1.645.368 toneladas anuales en el 2007. Podrían describirse los últimos años de la situación económica del país a partir de la producción de residuos. Si observamos la gestión Macri, la producción de residuos de la ciudad viene avanzando a un ritmo mayor que los años anteriores. En enero, 12.000 toneladas más que el año pasado, en febrero 21.000 toneladas más, en marzo 15.000 toneladas más, y en abril 24.000 toneladas más. Entre el 2006 y el 2007, el incremento total de la cantidad de residuos fue de 108.916 toneladas; mientras que sólo en el primer cuatrimestre de este año la cifra de incremento ya alcanza las 72.000 toneladas. Por lo tanto, la proyección de incremento para el 2008 rondará las 216.000 toneladas, si el gobierno actual no empieza a poner en práctica alguna política coherente con la Ley de Basura Cero.
Nueva política significa cambio de prácticas y no inexperiencia e ignorancia de los asuntos de los que se es responsable en la función pública. Vieja política es defender intereses sectoriales o corporativos desde los cargos públicos donde se debe defender el interés general.
* Ex ministro de Medio Ambiente; portavoz de Partido Iniciativa Verde.
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