“El 31 de octubre del año pasado llegaron a casa unos policías de civil. Dijeron que eran de la DDI de Lomas de Zamora, que tenía que acompañarlos a la delegación. ‘Firmás y te vas’, me dijeron –recuerda Iván Ojeda, de 29 años–. Yo fui. Me acompañó mi mamá. Cuando llegué me empezaron a sacar fotos: estaba detenido por secuestro extorsivo; decían que el celular que habían usado en un secuestro estaba a mi nombre.”

“El secuestro había sido en 2002. Yo había perdido los documentos en 1999. Deben haber sacado de ahí los datos para activar el celular. La fiscal insistía en que tenían que haber llegado facturas a mi casa, pero era un celular con tarjeta, ¿cómo iban a llegar facturas?

“No había otras pruebas, los secuestradores mismos dijeron que ni me conocían, pero quedé detenido. Fue por las leyes de Blumberg que no me dejaron salir. Al final me dejaron ir porque mi situación empezó a aparecer en diarios y revistas. Pero estuve ocho meses preso.”