El 18 de junio se votó en el Parlamento Europeo la denominada directiva de retorno que aumentará las dificultades para quienes viajen a España (o cualquier otro país de la UE), incluso cuando se trate de hacer turismo y se tenga pasaje de vuelta. La norma, aunque entrará en vigencia en 2010, ya generó críticas de los países del Mercosur. En la XXXV Cumbre de este bloque regional desarrollada en Tucumán el 30 de junio y el 1º de julio pasados, Lula, el presidente de Brasil, utilizó una metáfora para calificar la iniciativa: “El viento frío de la xenofobia sopla otra vez con las falsas respuestas a los desafíos de la economía y de la sociedad”. Cristina Kirchner afirmó que se intenta hacer “responsables de la crisis” a los inmigrantes.

En el mismo sentido se expresaron Hugo Chávez, presidente de Venezuela, quien definió a la directiva como “indigna”, y el de Bolivia, Evo Morales: “Es una vergüenza”, dijo. El endurecimiento de las disposiciones migratorias se aprobó en forma dividida (367 votos a favor, 206 en contra y 109 en blanco) y contempla, entre otras medidas, el confinamiento de los indocumentados hasta 18 meses en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE).