Sábado, 9 de mayo de 2009 | Hoy
La titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, dijo ayer que el entorno del sacerdote Julio Grassi “actúa de manera mafiosa” porque “es una organización que amedrentó a testigos y que hizo seguimientos tipo espionaje a los miembros del Comité de Defensa de los Derechos del Niño”, que es presidido por ella. Al ser consultada por el pedido de absolución formulado ayer por la defensa del religioso, Carlotto recordó que muchos de los miembros del comité “fueron espiados y sus familias fotografiadas”. La presidenta de Abuelas también criticó a la Iglesia Católica, a la que pertenece Grassi, porque “lamentablemente no opina y no toma medidas” frente a hechos como los que se investigan.
“Sabemos cuál fue el papel de la Iglesia en la dictadura, cómplice por acción u omisión, y sabemos que se cubren y se defienden entre ellos”, aseguró Carlotto. “La Iglesia, como en el caso del sacerdote Cristian von Wernich, no tomó ninguna medida y ésta es una falla de sus miembros: querer tapar con el silencio los delitos que cometen hombres, porque al margen de ser sacerdotes, son hombres.”
La dirigente de derechos humanos cuestionó a los abogados de Grassi porque “lejos de probar la inocencia de su defendido de manera sensata han querido ensuciar a las víctimas diciendo que faltan a la verdad. Con las acusaciones de falso testimonio quieren hacer llevar a los jueces por ese camino”. Consideró que es “una patraña y es muy indigno que por defender a una persona recurran a la doble victimización de los denunciantes, quienes son chicos estigmatizados por los delitos de abuso y que, después de muchos años, cuando fueron adultos, se animaron a denunciar”.
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