Domingo, 15 de noviembre de 2009 | Hoy
Stella Maris, la madre de Silvia, cuenta que “creía que mi hija no iba a darme nietos y esperaba que me los iba a dar mi hijo varón. Pero cuando me enteré de que estaba embarazada no paré de emocionarme”. Ahora, dice que “mis nietos son lo mejor que me dio la vida”. Stella Maris es docente y cuenta en su escuela que su hija tiene una compañera y que las dos mamás tienen trillizos. Sin prejuicios. Igual que en el jardín de infantes donde van los chicos, el “Pampita” de la Escuela 2, del Distrito 2. “Primero, no teníamos vacantes ni la posibilidad de mandarlos a un privado. Por eso, presentamos una carta a la Defensoría del Pueblo. Al final nos dieron la vacante y la verdad que la directora, Silvia, es un amor de persona y desde el principio comprendió perfectamente de qué se trataba y estamos super contentas con ella, con las maestras y con todo”. Ester, la otra abuela, mamá de Andrea, también renació desde el nacimiento de los trillizos: “Cuando está con ellos no le duele nada, tiene una relación bárbara con los chicos, parece que se enciende, se le suben a caballito, se le trepan y ella deja que le hagan de todo”, define Andrea. La familia es amplia y Ernesto, el novio de Stella, es también abuelo de corazón y Santiago no se le despega de la mano para irse de aventuras, cocinar y gritar goles.
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