En medio del dolor que mostraban familiares, amigos y efectivos, fueron inhumados ayer en San Nicolás los restos mortales del subteniente Rubén Fangio, de 42 años, y del teniente Darío García, de 46, asesinados en el ataque.

El jefe de la Policía, Juan Carlos Paggi, se acercó hasta allí para acompañar a los familiares y ratificar su compromiso con la investigación, pero cuando estaba hablando con los periodistas, un hombre lo increpó y le dijo: “Sí, la plata se protegió, pero las vidas no”. El hombre, que resultó ser un policía, comenzó a reclamar más equipamiento para las fuerzas de seguridad, una situación a la que se sumaron otros familiares y amigos de los policías que, incluso, reportaron que viajaban en patrulleros que no estaban en las mejores condiciones. La escena incomodó al jefe policial, que prometió atender todos los reclamos, aunque subrayó que no era el mejor momento para hacerlo porque allí estaban para despedir a García y a Fangio.