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En la Argentina hay más celulares que habitantes: 52 millones, según los datos aportados el año pasado por las propias compañías. Muchas líneas se mantienen activas aunque no son usadas, debido a que sus propietarios decidieron cambiar de equipo. Esta modernización tuvo un boom entre 2007 y 2008, cuando muchos usuarios renovaron sus equipos por otros con pantalla color, apuntó ayer Enrique Carrier, al frente de una consultora especializada. En general, se mensajea más de lo que se habla. “Al principio pudo haber sido una cuestión económica, pero hoy mandar mensajes y chatear ya es un hábito totalmente instalado, sobre todo en la gente más joven”, explicó el especialista.

Desde Monitor Acision de Valor Agregado Móvil (Mavam), una entidad dedicada al estudio de estas tecnologías, aseguraron que el mercado manejado por las distintas empresas de celulares factura en total 7 mil millones de dólares por año en Argentina. El alza en las ventas comenzó diez años atrás, cuando aparecieron los mensajes de texto y se estandarizaron por una razón económica. Luego fueron sumándose nuevos servicios, más compañías y planes más accesibles y también el recambio de aparatos que, en promedio, ocurre cada dos años.

“En la actualidad, los servicios de valor agregado móvil, como SMS, MMS (mensaje multimedia) e Internet representan 37 por ciento de las ventas totales de los operadores locales, el porcentaje más alto de América latina. Los SMS representan el 68 por ciento del total de ingresos por servicios de valor agregado”, informaron en Mavam, quienes estiman que, en promedio, los argentinos mandan 270 SMS por mes. Los servicios de valor agregado incluyen entretenimiento, banca móvil y redes sociales.

El uso del celular tiene “una penetración altísima” y “un uso intensivo” entre los adolescentes, a partir de los 13 y 14 años, advirtió a este diario Carrier. “Es una plataforma que les facilita la socialización”, explicó. En los adultos el uso también está muy extendido, al punto de que en general las personas que no lo consumen lo hacen, según el especialista, por un tema “actitudinal”, es decir, se trata de una postura personal contra el celular y no una limitación económica.

El negocio de la reposición experimentó otro salto cuantitativo desde el año pasado con la aparición de los smartphones o teléfonos sociales. “Tienen un sistema operativo determinado, como ocurre con Blackberry, Android, Apple y Windows. Son programas diseñados para una plataforma específica y posibilitan una interacción más profunda y sofisticada”, describió Carrier. Así, los celulares se convirtieron en computadoras.

Dos tercios de los celulares que circulan en Argentina son de media y alta gama. Pueden estar orientados a mejores cámaras de foto y video o a la música, pero todos incluyen un teclado más avanzado y conexión con las redes sociales: “Hay gente que entra para consumir sólo de forma escrita”.