Desde París

Las cuatro derrotas consecutivas ante el serbio Novak Djokovic explican buena parte de la crisis de juego del español Rafael Nadal en Roland Garros, admitió su tío y entrenador. “Le afecta en la confianza. Sí, claro”, dijo Toni Nadal, que ve en las finales perdidas en Indian Wells, Miami, Madrid y Roma “algo así como la pescadilla que se muerde la cola”.

Cinco veces campeón, Nadal buscará las semifinales para acercarse a su sexto título en el Abierto de tenis de Francia. El rival será el sueco Robin Soderling, el hombre que en los octavos de final de 2009 logró lo que nunca nadie antes ni después: vencer al español sobre el polvo de ladrillo de París. Toni Nadal confía en que su sobrino “subirá el nivel” para el duelo de hoy en el estadio Philippe Chatrier, pero admite al mismo tiempo que el que mostró en sus cuatro primeros partidos es insatisfactorio, y que no le alcanza para conquistar el torneo: “No parece que esté jugando suficientemente bien para ganar”.

Djokovic está a una victoria de conquistar el número uno que Nadal le arrebató el año pasado al suizo Roger Federer. Si el viernes logra esa victoria, el serbio se habrá metido como cuña en el “duopolio” Federer-Nadal, que se inicio en 2004.

Toni Nadal intenta algo difícil: explicar qué pasa por la cabeza de su sobrino tras perder cuatro finales consecutivas con el mismo hombre, algo que no le había sucedido nunca en su carrera. “Ni con Federer”, destaca. “Por hache o por be el haber estado cerca de ganar y no conseguirlo claro que te deja huella. El no estuvo muy centrado en la final de Indian Wells, donde estaba jugando muy bien, había ganado bien el primer set a Djokovic y se paró inexplicablemente.” “En Miami estaba cerca de la victoria, a dos bolas, una bola se le fue por nada... Llegas al polvo del ladrillo y te pesan las dos derrotas.”

“Debemos intentar jugar con un poquitín más de alegría y agarrando el sistema. Tenemos el diagnóstico, ahora falta la solución, que es intentar jugar con más tranquilidad”, agregó. Los problemas que muestra Nadal en su juego no tienen nada que ver con la crisis personal que vivió en 2009, el año en que perdió el número uno que había conquistado por primera vez en agosto de 2008. “No, no, no. Esto es tenístico y tampoco vamos a hacer un drama de una cosa que va más o menos bien. Nos falta esa consistencia para ser un jugador decisivo”, admitió el hombre que dirige al tenista español.