Domingo, 23 de octubre de 2011 | Hoy
SOCIEDAD › EL CRUCE ENTRE EL CLUB Y EL ARZOBISPADO DE SANTA FE
El primer comunicado oficial del club fue escueto pero claro: se emitía “debido a las diversas versiones surgidas en las últimas horas en relación a la Virgen de Guadalupe” que presidía el estadio. Había sido retirada, confirmaba la comisión directiva de Colón a “socios y simpatizantes”. Pero: “1. La Virgen de Guadalupe no fue retirada de manera permanente”; “2. La misma será restaurada en los próximos días y bendecida”; “3. Posteriormente se realizará su reubicación”; “4. El costo de la restauración y traslado de la imagen de la Virgen de Guadalupe correrá por cuenta del plantel profesional de nuestra institución”.
Las palabras no calmaron las aguas. A las expresiones de religiosos populares en Santa Fe (como el sacerdote de la basílica de la Guadalupe, Olidio Panigo, o el propio Axel Arguinchona, que llegó a expresar el deseo de que “Dios quiera que todavía tengan el molde”) se sumó la máxima autoridad eclesiástica de la provincia: el arzobispo José María Arancedo.
“La imagen de la Virgen de Guadalupe (...) no ha sido posible encontrarla ni conocer el lugar el lugar donde se la estaría restaurando”, rezaba el primer punto del comunicado. “2. Los comentarios y noticias que han sido recogidos (...) hacen referencia a que la venerada imagen estaría destruida”, algo que, señalaba el punto 3, “despertó sentimientos de dolor, desconcierto y rechazo”. Los religiosos, contó también allí Arancedo, buscaron “conocer la realidad de lo sucedido”; aun sin haber logrado saberla, rescataron “el arrepentimiento y pedido de disculpas del plantel y cuerpo técnico”. Sin embargo, lo sucedido revestía “gravedad objetiva”. Ello, decía, “nos obliga a un necesario y justo acto de desagravio”, que se tradujo el domingo pasado en una “misa de desagravio” oficiada por el mismo arzobispo en la basílica de Guadalupe.
Ese atardecer, durante la homilía, Arancedo dijo que “con sentimientos de dolor, desconcierto y repudio” la feligresía santafesina asistía “al retiro y posible destrucción de la venerada imagen, que fuera bendecida y entronizada en el estadio”. “La Virgen como Madre de todos sabrá perdonar el error”, pero a los fieles “la gravedad objetiva de este hecho nos obliga a reparar el debido respeto que merece su presencia y devoción”. “No pretendo juzgar intenciones, pero ante este hecho he sentido el deber como hijo y la responsabilidad como obispo de asumir el deseo de muchos fieles que han vivido con desolación este acontecimiento; ello me lleva a presidir este acto religioso como homenaje y testimonio para su persona.”
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