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La investigación incluyó testimonios en primera persona de pediatras de todo el país.

- “Hago guardias sola, de 24 horas, en un hospital público donde tengo aproximadamente entre 60 y 80 consultas por día. En época de gripe puedo atender entre 100 y 120. Cuatro pacientes por hora, en 24 horas, son 96 pacientes. Ni hablar de dormir, baño, comer, nada” (pediatra de 46 años).

- “La distancia con lo que es Buenos Aires, el centro de formación, limita mucho. Podés hacer algún tipo de rotación. Uno entra por Internet y ve tal posgrado, que son dos días a la semana. Estando en ese lugar es fácil, pero para nosotros viajar se hace difícil. La accesibilidad a los posgrados, cursos, a las actualizaciones resulta difícil” (pediatra de 35 años).

- “Siempre se piensa que el bruto está en el pueblo y que el inteligente está en los grandes hospitales. Yo difiero totalmente, creo que es al revés. Me encantaría que alguno de los cráneos venga a hacer un día lo que nosotros hacemos acá. Sin laboratorio, sin radiología, sólo clínica. El reconocimiento del paciente es lo que más te llena” (pediatra de 36 años).

- “En algunas problemáticas no hay gente tan formada y eso también va sesgando. No sólo en el ámbito hospitalario, sino a nivel de la provincia, de la ciudad. Si se planteara fortalecer la formación de la residencia en algunos aspectos, también se tendría que pensar en traer gente de afuera. Eso a veces sucede, pero no se hace como algo sistemático, y en educación lo que está sistematizado no termina siendo significativo” (pediatra de 32 años).