La mitad del personal de las fuerzas policiales y de seguridad encuestado por el Ministerio de Seguridad dijo haber enfrentado situaciones de violencia laboral. Nuevamente en este tema, las mujeres son más afectadas que los varones, pero la diferencia no es tan amplia en el caso del acoso sexual. Las situaciones van desde aislamiento, prohibiciones absurdas de conversación (fue mencionada por un 28,4 por ciento de las mujeres y 19,5 por ciento de los varones); formulación de comentarios, bromas, gestos con la finalidad de ofender o ridiculizar (con una incidencia de 54,3 por ciento en las mujeres y del 27,9 por ciento en los varones), entre otras situaciones.

Un dato muy preocupante es que apenas una de cada 10 personas que padecieron o presenciaron violencia laboral denunció ese hecho. Respecto de la reacción de la institución, en el 40,5 por ciento de los casos el personal encuestado manifestó que le tomaron la denuncia, el 24 por ciento dijo haberse sentido ignorado/a, el 10,4 por ciento fue derivado a otro lugar, y el 17,6 por ciento fue contenido y asesorado al respecto. Pero es interesante analizar la reacción del personal de la fuerza receptora de la denuncia de acuerdo con el sexo de la víctima: mientras al 45,4 por ciento de los varones les tomaron la denuncia y apenas al 6,7 por ciento lo derivaron a otro lado; entre las mujeres esos valores se ubican en 16,7 por ciento y 28,5 por ciento, es decir, por cada denuncia que le recibieron a una mujer, le tomaron tres a los hombres y por cada hombre que fue derivado a otro lugar, pasó lo propio con cuatro mujeres; “lo que implica un doble ejercicio de la violencia: primero laboral y posteriormente institucional, basado en una diferencia de género”, advierte el informe que hizo el Ministerio de Seguridad sobre los datos de la encuesta, publicado en el libro Género y seguridad ciudadana: en busca de la igualdad.