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“En estos cinco años hubo avances importantes, como tener una Autoridad de Cuenca, algo que veníamos pidiendo desde 2003. Pero todavía esa autoridad tiene algunas debilidades y necesita consolidarse, para convertirse en el organismo federal fundamental para la aplicación de políticas ambientales en toda la cuenca”, dijo a Página/12 Anselmo Sella, adjunto de la Defensoría del Pueblo de la Nación y coordinador del Cuerpo Colegiado de la sociedad civil para monitorear el saneamiento del Riachuelo.

Para el defensor adjunto, entre los asuntos pendientes se encuentra la situación de Villa Inflamable, donde “se registran situaciones urbanas lamentables, como lagunas de combustibles y calles intransitables”. Opina que debe cambiarse el sistema de medición actual de los vertidos, que registra la concentración de sustancias contaminantes, por otra que mida “la carga másica”, es decir, cuál es la cantidad de sustancias tóxicas que puede asimilar el río. “Uno puede arrojar sustancias contaminantes muy diluidas, pero en una cantidad mayor a la que puede tolerar el río”, ejemplificó. Finalmente, opinó que “lo más importante para no tener contaminación es una cobertura total de la red de cloacas y agua potable”.

Andrés Nápoli, director ejecutivo de FARN, destacó que “hay cosas que se han hecho, como la limpieza de los márgenes y la eliminación de basurales a cielo abierto”. Pero advirtió que “está muy retrasada la relocalización de la población ribereña, en especial la de la villa 21-24”.

Además, “está faltando que se defina cuál es la población de riesgo, la que necesita atención sanitaria. No se ha identificado a las personas”, advirtió.

Nápoli cuestionó la falta de precisión en los aportes económicos que debe hacer cada jurisdicción. “En su sentencia, la Corte dice que las jurisdicciones tienen que poner los fondos, pero no cuánto le corresponde a cada uno y cómo se controla. Y lo que ocurre es que cada uno aporta lo que se le ocurre y la Nación termina por soportar todo el gasto.”

A falta de datos numéricos, el titular de FARN aporta indicadores que registró con sus sentidos: “Las burbujas que se veían en la superficie del río, generadas por bacterias anaeróbicas, ya no aparecen, lo que indica una baja sustancial en la producción de metano”.