SOCIEDAD › LAS MOTIVACIONES DE LA ELECCION

Mandato o deseo

 Por Mariana Carbajal

¿Qué motivaciones mueven a las madres solteras por elección en la búsqueda de un hijo? ¿El mandato social de la maternidad o el deseo autónomo de tener un hijo? Esta fue una de las preguntas que buscó responder un interesante estudio de la Universidad de Sevilla y la clínica de medicina reproductiva IVI Sevilla sobre “Nuevas familias monoparentales, madres solas por elección”, en el que participaron 162 familias españolas. Las entrevistadas habían optado por la adopción o la reproducción asistida para tener un hijo.

La socióloga norteamericana Rosanna Hertz, autora del libro Single by chance, mothers by choice: how women are choosing parenthood without marriage y creating the new american family (Oxford University Press, 2006), plantea que estas mujeres se ven impulsadas a la maternidad para cumplir de algún modo con su rol femenino, aludiendo así a una cierta “maternidad compulsiva”. En cambio, las investigadoras españolas concluyeron que toman la decisión, en realidad, desde su propia definición de independencia y autonomía, que tiene como base su capacidad para conocer por sí mismas qué desean y perseguirlo hasta alcanzarlo. “Como hemos podido comprobar, si algo parece claro es que no llegan a esta situación ‘canalizadas’ por el mandato de maternidad, sino alentadas por el deseo de serlo, un deseo que han ido madurando durante un tiempo más o menos extenso. Decimos esto porque, a nuestro juicio, estas mujeres llegaron a tomar la decisión de ser madres tras haberse apartado claramente de los roles de género tradicionales. De hecho, como vimos, el perfil mayoritario era de mujeres con situación profesional estable y solvencia económica, por tanto, mujeres que habían ido conquistando su autonomía en el plano laboral, financiero y, sobre todo, psicológico. Por tanto, a nuestro juicio, las mujeres que han decidido ser madres a solas no se ven impelidas a la maternidad para cumplir con ningún rol, para afirmarse en su feminidad, como en su día sugiriera Rosanna Hertz (2006), sino que la eligen en el ejercicio de su autonomía”, señala el estudio que fue presentado en noviembre de 2013.

El trabajo evidencia las motivaciones principales que llevan a determinadas mujeres a tomar la decisión de formar una familia monoparental, su condición social y el momento en el que deciden dar el paso, generalmente cuatro años más tarde que las mujeres con pareja. Una de las conclusiones del estudio es que los hijos de estas familias presentan un buen de- sarrollo intelectual, social y emocional.

La doctora María del Mar Tirado, psicóloga de la clínica IVI de Sevilla y coautora del estudio, comentó que la investigación “muestra un cambio social en el que las mujeres barajan sin prejuicios la opción de ser madres solteras para cumplir su sueño de formar una familia, uno de los objetivos vitales más importantes para muchas de ellas”.

El estudio indagó además sobre los problemas que enfrentan estas madres en la crianza de los hijos. El principal escollo está relacionado con las tensiones de conciliación entre sus responsabilidades familiares y laborales. “Sin duda, la coordinación entre ambos planos es más difícil cuando sólo se dispone de dos manos para todo”, apunta la investigación. ¿Cómo lo resuelven? Recurren a guarderías y comedores escolares, niñeras, amistades y familias. De todas formas, el estudio encontró que “aunque todas las madres entrevistadas tienen estrategias para resolver tanto lo previsto como lo imprevisto en cuestiones de conciliación, reconocen la sobrecarga que esta tarea supone diariamente y el cansancio físico y psicológico que conlleva”.

Uno de los aspectos que más las desvela es la figura del padre: el relevamiento español observa que las entrevistadas están dispuestas a cuestionar los argumentos de la “imprescindibilidad” del padre varón en la vida de niños y niñas. Ciertamente, en este ámbito las mujeres entrevistadas tienen distinta experiencia dependiendo de la vía de acceso a la maternidad. “Las madres adoptivas siempre tienen el recurso al padre biológico, un padre con identidad pero que vive lejos, mientras ellas son las madres del corazón, mezclando así la figura paterna con la explicación acerca de los orígenes. Sin duda, son las madres que han concebido por técnicas de reproducción asistida las que perciben que lo tienen más complicado, puesto que no disponen de una figura paterna con identidad, sino únicamente de un perfil. De hecho, son éstas quienes menos articulada tienen la explicación que van a dar a sus criaturas y las que más dudas expresaban acerca de ello”, dice el estudio.

Para las investigadoras españolas, “las familias de madres solas por elección son un exponente tanto de la diversidad familiar como de la autonomía femenina para construir el propio destino. Después de una historia teñida de invisibilidad y marginación hacia las familias que se distanciaban del modelo nuclear y patriarcal, surgen estas mujeres que deciden por propia voluntad inseminarse o adoptar a un hijo sin pareja. Es decir, estamos ante un modelo familiar que consolida el empoderamiento de las mujeres, que se saben capaces de llevar adelante en solitario un proyecto de familia y de hacerlo bien”.

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