SOCIEDAD › OPINIóN

Una larga historia con las publicidades

 Por Claudia Fernández Chaparro *

Las mujeres tenemos una larga historia con las publicidades que fomentan la violencia de género y la discriminación. Una y otra vez nos bombardean con imágenes y audios que se “meten” en nuestros hogares insistiendo con la idea de que las mujeres somos débiles, mientras se construye el estereotipo del hombre fuerte y poderoso, contracara de la mujer deshumanizada y convertida en objeto.

La publicidad sexista avanza inexorablemente. En una lucha desigual, las publicidades que promueven y denuncian la violencia de género resultan “insuficientes” ante la repetición de imágenes que nos muestran como mercancía, frágiles y sumisas.

Mujeres con ojos golpeados, semidesnudas, prostituidas, amas de casa frente al hombre “musculoso y todopoderoso”, todas imágenes degradantes que sirven para publicitar algún producto, aun cuando ese producto esté dirigido a las propias mujeres. Los hombres aparecen como seres activos y dominantes mientras que se nos presenta a las mujeres como objeto de satisfacción y dominación.

En particular, la publicidad de la marca de desodorante masculino Axe, que se está emitiendo en estos días en los medios de comunicación audiovisual, no deja lugar a dudas: contribuye a la construcción de una identidad masculina dominante y violenta y merece todo nuestro repudio.

Los niños, niñas y adolescentes no escapan a esta realidad, también son víctimas de estas violencias. La violencia de género atraviesa a las familias y muchos chicos la padecen en carne propia o ven cómo sus madres o hermanas son abusadas, maltratadas o asesinadas.

La presidenta Cristina Kirchner prohibió en 2011 los anuncios de oferta sexual y, por primera vez, se puso en evidencia y en debate algo que estaba naturalizado. Asimismo, deberíamos hacer una gran convocatoria y apelar a la responsabilidad social de las empresas de medios de comunicación para que no acepten publicidad que promueva la violencia.

Es necesario que se realice la denuncia por los canales correspondientes. No podemos bajar los brazos y debemos continuar en este empeño, ya que son muchas las asignaturas pendientes. La explotación en todas sus formas, la violencia y los asesinatos de mujeres y niños siguen siendo noticia todos los días.

La Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual recibe todas aquellas denuncias de programas y publicidades que violan las leyes vigentes contra la discriminación y violencia de género, entre otras. La respuesta es inmediata y sólo toma unos minutos ejercer nuestro derecho.

Denunciar es poner en evidencia, es visibilizar, evitar que se naturalice la violencia y la discriminación de género. Que “nos haga ruido”, ésa es la clave.

* Consejera por la Legislatura ante el plenario del Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (CABA).

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