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Leandro López tiene 17 años y vive a dos cuadras de la Escuela Media 12 de La Matanza. En 2001 cursó allí el primer año del polimodal con la orientación de Arte, Diseño y Comunicación. Pero no sabe si el 4 de marzo podrá comenzar las clases. La grave situación económica de su familia lo había obligado a abandonar a fines del año pasado, por lo que le quedaron un montón de materias pendientes que no rindió. Desde que su padre está desocupado, la posibilidad de comprar los elementos necesarios se hace todavía más lejana.
“Tuve que dejar porque mi papá se quedó sin trabajo”, cuenta Leandro. Su padre, sentado a un lado en el humilde comedor de la casa, agrega que tenía un taller “pero ya no se trabajaba nada de nada” y por eso se anotó en un plan Trabajar “que recién ahora empecé a cobrar”. En la modalidad que hacía Leandro los materiales son muy costosos. “A veces necesitábamos cueros que salen 15 pesos y no los podíamos comprar”, explica.
En la tarde del martes los profesores visitaron la casa de la familia López, en un intento por volver a incluirlo en el sistema escolar. “También me vinieron a buscar en la semana de compensatorios y fui a la escuela a ver, pero no rendí ninguna”, dice Leandro. El padre tiene la esperanza de charlar con los docentes “a ver si hay manera de que el pibe pudiera recuperar el año”.
Antes, el adolescente iba a una escuela técnica de Isidro Casanova, pero tuvo que dejar de ir porque la familia no podía sostener el costo del boleto de colectivo. Ahora su padre cree que la cercanía con el colegio lo podrá ayudar a terminar sus estudios. Lo que venga después es imprevisible y Leandro planea “trabajar de lo primero que encuentre”.