Viernes, 14 de marzo de 2014 | Hoy
“Lo impresionante es que, al pasar por el edificio, la gente no se da cuenta de lo que pasa adentro. Entonces, por fuera, tenés un edificio histórico y, al entrar, te encontrás con una súper obra”, comentaba a Página/12 Lina Maccaferro, arquitecta responsable del proyecto, del lado de adentro de la construcción. Al salir a la calle, la fachada exterior del Centro Cultural Bicentenario se camuflaba perfecta, al permanecer idéntica al antiguo Correo Central. Es una de las ideas de la obra. Minutos antes, Maccaferro había acompañado al ministro de Planificación en su visita, en la que le comentó sus avances.
El proyecto del centro cultural pertenece al estudio argentino Bares, de La Plata, que se impuso por sobre otros en un concurso internacional. “Lo primordial que valió para que eligieran el proyecto fue preservar el Area Noble, la parte histórica, que es todo un tercio del edificio. Se lo restauró casi en su totalidad y tiene muy pocas intervenciones de obra nueva. También, en el Area Industrial pudimos ubicar la Sala de Cámara y La Ballena, junto al Chandelier, en una misma sección del edificio. Creo que ésa fue una de las soluciones por las cuales terminó ganando el concurso”, indicaba Sofía Rametta, otra de las arquitectas involucradas, cansada después del recorrido que duró alrededor de una hora. “Había muchos que ubicaban las salas una al lado de la otra, invadían demasiado el edificio histórico, entonces no eran válidos.”
“Nosotros lo vemos a todo esto como cinco obras separadas dentro de una gran obra. No se hizo algo así antes en Argentina”, decía Rametta. Su colega coincidía y afirmaba que “en la obra no hay nada fácil, ahora en el proceso de terminación tampoco. Vienen arquitectos de todas partes del mundo y se quedan maravillados”.
Informe: G. O.
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