Sábado, 7 de mayo de 2016 | Hoy
En Salta, Marianela Gracionis, una joven de 21 años que era buscada desde el 18 de abril, fue hallada asesinada a golpes y enterrada en la parte posterior de la casa que cuidaba uno de los sospechosos del crimen, que se suicidó días atrás, en el paraje Caraparí. Gracionis era madre de un niño de cuatro años; su cuerpo fue encontrado durante un rastrillaje.
El procedimiento se realizó a unos 53 metros de la parte posterior de una casa que cuidaba Juan Arraya, un hombre de 28 años que días atrás se suicidó en el puente ferroviario internacional que une Salvador Mazza con la localidad boliviana de Pocitos, y que era un sospechoso investigado. Desde el momento en que fue hallado el cuerpo, el médico legal, el fiscal penal Armando Cazón y personal policial, trabajaron en el levantamiento de pruebas y el registro de la escena.
Cazón ordenó el traslado del cuerpo a la morgue del cementerio de Salvador Mazza, donde la autopsia estableció que Gracionis murió por “traumatismo de cráneo cerrado, traumatismo de tórax y fractura de maxilar izquierdo”.
Luego, los familiares de la joven reconocieron el cuerpo.
Gracionis había sido vista por última vez el 18 de abril por la noche, cuando regresaba de su trabajo. Ella y su prima habían bajado del colectivo en el paraje Caraparí; junto a ellas bajó Arraya, quien cuidaba una casa en el lugar durante esos días.
Las jóvenes caminaron juntas hasta que la prima de Gracionis, al llegar a su casa, se despidió. Gracionis siguió su camino sola, pero nunca llegó a su casa. Los investigadores establecieron que Arraya iba unos pasos delante de ella.
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