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En diálogo con Página/12, el epidemiólogo Gonzalo Moyano apuntó a la desarticulación de áreas fundamentales como las de Neonatología de varios hospitales y a la falta de previsión. “Igual que con el dengue, se está trabajando con soluciones a corto plazo”, resaltó Moyano, que además cuestionó la efectividad de campañas únicamente centradas en la vacunación.

Con la anticipación de las bajas temperaturas, el brote de gripe A de este año se adelantó algunas semanas. “Normalmente hubiese ocurrido más tarde y se produjo de forma precoz. Hasta el momento las cifras de mortalidad alcanzadas son esperables, es decir, no llaman la atención”, aclaró el investigador y docente, que estimó que el brote podría extenderse durante el próximo mes y medio. Si bien todo hace suponer que el virus se comportará como años anteriores, para Moyano “lo preocupante es la situación sanitaria en la que llega la enfermedad”.

En ese sentido, el médico consideró que “el aumento de la pobreza, con su respectiva restricción al acceso a los alimentos y su consecuente baja en las defensas” podría empeorar el escenario. “Por otra parte, los hospitales se encuentran vaciados después de la ola de despidos y en el caso de los bonaerenses, hace varios días que están de paro. A eso hay que sumarle una evidente falta de insumos que pueden empeorar las consecuencias de la gripe este año”, declaró.

Lo que se observa, según Moyano, es que además de los problemas estructurales, las medidas llegaron con atraso. “Igual que sucedió con el dengue, que pareció sorprender cuando empezaron a aparecer casos, se ve una falta de anticipación a la llegada de las enfermedades que hacen que se tomen medidas alarmistas”, dijo el especialista. En ese sentido, consideró que cuando se actúa de forma “episódica” y “se alarma sobre un problema que no se vio venir a pesar de que es estacional, lo que hay son soluciones cortoplacistas que no tienen ninguna efectividad”.

Según explicó Moyano, poner el foco únicamente en la vacunación tampoco dará una solución al problema. “Lo que se ve en cuanto a las campañas de difusión es un acento puesto en la vacunas. Pareciera que el que se enfermó lo hizo porque es un irresponsable, pero va al hospital y no lo pueden tratar”, manifestó. Al respecto, el especialista consideró que la efectividad de la vacunación es muy baja: el propio Ministerio de Salud sostiene que es de un 60 por ciento y hay estudios que afirman que apenas alcanzaría un 40. “Es decir, de cada 100 pacientes enfermos de gripe, hay 50 personas que se vacunaron de gusto”, comentó.

Moyano explicó que hay dos problemas derivados de la aplicación de esta vacuna. “La duración en sangre de los anticuerpos dura, en el mejor de los casos, tres meses, por lo que una aplicación precoz disminuye las posibilidades de prevenir el contagio”, señaló. En tanto, de aplicarse semanas después de comenzado el brote, el resultado sería el mismo por la mutación que realiza el virus.

–¿Cuáles serían, a su criterio, las líneas de acción adecuadas para controlar la enfermedad?

–El trabajo de las autoridades sanitarias debería insistir en la importancia de la prevención. Dos cosas son fundamentales: el lavado de manos y la ventilación de los espacios para evitar que el aire esté enrarecido. Además, recordar la importancia de una consulta temprana para tener un diagnóstico también temprano y evitar el avance de la enfermedad. Lo que pasa es que para que haya consultas tempranas tiene que haber médicos en los hospitales a quienes consultarles. Por el contrario, lo que estamos viendo es que en San Fernando, en el Fiorito, las áreas como las de Neonatología fueron cerradas en los últimos meses. Será muy difícil controlar una enfermedad sin médicos ni insumos.

Informe: Paz Azcárate.