SOCIEDAD

Las miradas de dos psicólogas

Mirta Videla *.
“Están fuera de la realidad”
Respeto el derecho de las mujeres a defender su deseo de tener un hijo. Pero desde mi óptica piensan la gestación desde un punto de vista meramente biológico. Es evidente que tienen una idealización de la maternidad biológica. El congelamiento de óvulos es una decisión solitaria. Psicológicamente es importante apoyar siempre la inclusión de una madre y un padre. Yo defiendo el derecho de los chicos a tener una familia. Es otro punto de vista. Por otra parte, el recurso a este avance tecnológico me parece desarticulado de la realidad del país, donde hay cientos de chicos con una tremenda necesidad de familia. Trabajo en Ciudad Oculta, en Mataderos, donde hay muchísimos chicos solos, cuyos padres han muerto en enfrentamientos con la policía o de sida. Por eso, me golpea que haya mujeres que piensen que sólo pueden tener hijos congelando sus óvulos. Podrían adoptar. La gente tiene que entender que la adopción tiene que ser un acto solidario. Es cierto que hay que cambiar totalmente los mecanismos para adoptar, para hacerlos más accesibles, porque hoy la adopción se ha convertido en entregar bebés recién nacidos a parejas pudientes. Pero no hay que olvidarse de que hay chicos más grandes esperando una familia.

* Psicóloga, especialista en bioética y derechos humanos.

Irene Meler *.
“Son mujeres innovadoras”
Claramente estas mujeres priorizan el desarrollo individual y laboral por sobre el afectivo y de una familia, al contrario de lo que han hecho siempre las mujeres, que han apostado –inconscientemente– a los vínculos, porque era lo que las redituaba: la mayoría o de los mujeres ganan menos que las hombres, por lo tanto si forman pareja con un varón de su clase es probable que mejore su condición social en relación con si se quedaran solas. Estas mujeres –que congelaron sus óvulos– son muy innovadoras, con más chances de prosperar en el mercado laboral, apuestan a su desarrollo individual. Es un modelo más parecido al del hombre tradicional. Estas mujeres también aspiran a hacerse a sí mismas, a asentarse económicamente antes de formar una familia, pero hay una diferencia que es biológica, el famoso reloj biológico. Las nuevas tecnologías están encontrando una excelente respuesta a esta cuestión, porque permite prolongar la edad de la maternidad, en un momento en que hay un aumento de la esperanza de vida. Si vas a vivir hasta los 80 o 90 años, es sensato tener un hijo a los 40, porque vas a tener tiempo de criarlo y hasta tener nietos. También es lógico si hay una prolongación muy grande de la adolescencia. Si la gente madura más tarde, es razonable que quiera tener los hijos cuando se sienta madura psicológica y socialmente. Si bien uno podría pensar que se trata de un proyecto narcisista, mi postura es que siempre el proyecto de un hijo nace de ideas narcisistas, aun en mujeres tradicionales, para las que el planteo sería algo así como: ‘vení, yo pongo el óvulo, vos el espermatozoide y el dinero’.

* Psicoanalista,
coordinadora del Foro
de Psicoanálisis y Género
de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires.

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