SOCIEDAD › PROTESTAS SIN FIN DE LOS USUARIOS DEL EX ROCA

Un día de quejas y empujones

Casi medio millón de usuarios del ex Ferrocarril Roca continuaron ayer su calvario. Muchos eligieron viajar en otros medios e incluso en sus propios vehículos. Ante la incertidumbre de la frecuencia horaria, que en algunos casos llegó a ser de una hora, la consigna de ayer para los pasajeros fue no perder el tren. En ese sentido, algunos usuarios corrieron por el hall de Constitución, llevándose por delante a otros que corrían en la misma dirección. Con bolsos, en bicicleta o con carros, ningún pasajero quería quedar varado en Constitución. Por la tarde, Transportes Metropolitanos Roca (TMR) dispuso servicios de emergencia hacia Ezeiza, además de los micros que funcionan desde el lunes hacia Quilmes.
“No tomo más el tren. Desde mañana viajo en un colectivo de línea. Me sale más caro, pero quiero viajar sentado y tranquilo”, se enojó un pasajero. A punto de subir al tren que la llevaría a Ezeiza, una mujer anunció desafiante: “No pienso sacar boleto hasta que no se normalice el servicio. Esto no es de ahora. Hace rato que venimos aguantando el mal servicio”.
“A mí no me sirve el servicio de emergencia de micros que puso la empresa, yo vivo pasando Quilmes. Desde mañana viajo en un colectivo de línea”, detalló otro usuario. “Los guardas y el personal de seguridad empujaban a los pasajeros para que entraran en los vagones. Sólo de esa forma pudieron cerrar las puertas”, apuntó un pasajero.
La situación se complica para quienes viajan en bicicleta o transportan carros. “Tengo que dejar pasar varios trenes para poder subir. Si no puedo subir esta noche, regresaré pedaleando a mi casa en Adrogué. Tardaré dos o tres horas, pero no me queda otra”, contó Miguel Bulacio. “Anoche esperé dos horas para poder subir a un tren porque no entraba con mi carro. Al final, llegué a mi casa a la una de la mañana”, señaló otro pasajero.
“Yo viajo todos los días desde Longchamps. Es un desastre lo que está pasando. Es terrible cómo se viaja. Salgo temprano para llegar a horario a mi trabajo e igual llego tarde. Mucha gente decidió tomar colectivos o viajar en auto. Pero los que no tenemos nada, tenemos que viajar como podemos”, protestó Norma Espíndola.
“Es normal viajar como sardina, lo que no es normal es que los trenes salgan con una frecuencia de una hora. Uno termina estresado. No se puede sacar un abono porque no se sabe si para regresar uno va a tener tren”, se quejó una pasajera. “Esto es un desastre. El mal servicio no es de ahora”, señaló Angélica, quien aprovechó que salió temprano de su trabajo y pudo viajar sentada. Pero además de los pasajeros, otro sector resultó afectado por el incendio ocurrido el domingo pasado. Se trata de los puestos de diarios, de comida, compactos y los vendedores ambulantes.
“Con este tema, no se vende nada. Cuando el funcionamiento es normal tenemos 12 minutos para vender bebida y panchos arriba del tren antes de que parta de la estación. Ahora son sólo 5 minutos y tenemos que vender a las disparadas. En los horarios pico, no podemos subir”, comentó Carlos Estigarribia. “A mí esto me mató. Tengo una pila de diarios para devolver, vendí el 50 por ciento menos”, penaba un vendedor.

Informe: Silvia Marchant

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