SOCIEDAD › MARCELO LASCANO

No causaría inflación

En las circunstancias actuales me parece razonable que el Gobierno junte a distintos sectores para que discutan desde sus puntos de vista qué tratamiento le van a dar al tema de salarios. Y me parece positivo que en segundo término se contemple la posibilidad de dar en todo caso algún aumento a través de un decreto, si las partes no llegaran a acordar posiciones. Aunque lo ideal sería volver a las viejas paritarias, porque no todos los sectores están en condiciones de afrontar el pago de un aumento, y esto sí, contar con un buen arbitraje del Gobierno para que las demandas de las gremiales no choquen con los intereses defendidos por las patronales. Uno de los cuestionamientos que suele escucharse es que un alza de los salarios llevaría a una escalada de la inflación, y esto no es cierto. Porque los sectores asalariados, sobre los que recaería una medida de este tipo, gastan en los productos de la canasta básica. Frente a esto, cualquier aumento de la demanda sería ventajoso para el fisco, teniendo en cuenta que gran parte de la recaudación está conformada por los gravámenes de consumo. En la búsqueda de elevar el nivel adquisitivo más allá del salario, creo también que podría bajarse el IVA para diez o quince productos de demanda más generalizada y que sería positivo volver a la estructura histórica de impuestos internos previos a los ajustes de Domingo Cavallo de mediados de la década del ’90, de manera de volver a gravar los bienes de mayor calidad, como una forma de dar mayor progresividad al tema salarial. Esto es lo que tiene que ver con el sector privado. Otro capítulo es el sector público. Allí podría darse a los trabajadores de la grilla inferior (médicos, docentes) una leve mejoría de los salarios, quizás a través de un decreto. Con la recaudación y el superávit se podría encarar el pago sin dejar de lado la cuestión superavitaria. En el sector privado creo que hay crédito disponible como para que el Banco Central –como hacen todos los países del mundo– abra una línea de financiamiento con tasas menores para aquellas empresas que no puedan afrontar la nueva demanda, y que a través de este mecanismo podrían resolverlo hasta que se ajusten sus números. Y más allá de las variables estrictamente técnicas, hay una cuestión que es necesario revertir y es la idea de generosidad de los empresarios a la hora de pagar salarios. Sería bueno que entiendan que la generosidad, como decía Henry Ford, también forma parte de las estrategias productivas.

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