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Ketty Bilbao, la única mujer que sobrevivió el jueves pasado a la masacre de Cipolletti, no sólo tiene cortes en el cuello y heridas provocadas por el ácido acético: también recibió un disparo en la cabeza. La mujer, de 76 años, se recupera lentamente en terapia intensiva del hospital de Cipolletti y según fuentes judiciales pudo hacer una seña que indicaría que el asesino fue uno solo. Se supo que tanto la psicóloga Marcovecchio como su paciente, Alejandra Carabajal, recibieron unas 20 puñaladas cada una.
Con un respirador artificial que suple por ahora lo afectados que tiene los pulmones, Bilbao no puede declarar aún. El juez Pablo Torres espera poder hacerle preguntas en cuanto mejore su salud, y mientras tanto refuerza la custodia que se encarga de que nada le pase a la única persona que podría identificar en una rueda de reconocimiento al atacante. Sin embargo, Torres cree, según dijo ayer en rueda de prensa, que si bien el homicida es uno, hay un “partícipe necesario”, alguien que colaboró con “el psicópata”.