Lunes, 6 de febrero de 2006 | Hoy
Un testimonio más se sumó a las sospechas que giran en torno de los siete jóvenes correntinos que habrían participado de la pelea en la que murió Ariel Malvino el pasado 19 de enero, en Ferrugem, Brasil. La dueña de la casa que alquilaban aseguró que los chicos dejaron la vivienda cinco horas después del crimen de Ariel y cuando todavía les quedaba todo un día de alquiler. Más tarde, la policía la llamó para intentar encontrarlos.
Para Marcia Gonçalves, que les alquiló la casa, todo ocurría dentro de la normalidad. “Me parecieron chicos muy educados y la casa donde estuvieron siempre estaba en orden y limpia, nunca un problema”, señaló. A Marcia recién le llamó la atención la rápida salida de los jóvenes cuando esa misma noche la policía civil brasileña llamó a la inmobiliaria tratando de ubicarlos. “La verdad es que cuando atendí el llamado quedé muy sorprendida, no lo podía creer”, contó. Después empezó a darse cuenta de que estaban “preocupados, como enojados”.
Desde hace once años la mujer trabaja en la inmobiliaria Bonaspetti, propiedad de su esposo. La casa que ocuparon los correntinos durante casi dos semanas está ubicada en la calle Arco Iris 18, a unas diez cuadras del lugar en el que se desarrolló la pelea que terminó con la vida de Ariel, tras ser atacado a golpes y con una pesada piedra.
“Ellos habían arreglado para quedarse hasta el 20 pero uno de ellos me dijo que debían irse porque al día siguiente tenía que trabajar, y vi que otros dos del grupo estaban mal, como enojados”, relató Gonçalves. Entonces los chicos subieron a un Toyota Corolla plateado y emprendieron el camino de regreso hacia la Argentina.
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