SOCIEDAD › EL IMPACTO DEL HUMO EN LOS EMPLEADOS GASTRONOMICOS

Trabajadores con menos riesgo

 Por P. L.

Dos meses de trabajar en ambientes libres de humo bastaron para que, en una muestra de trabajadores gastronómicos, los síntomas respiratorios bajaran más del 50 por ciento y los indicadores de inflamación –que señalan el riesgo de cáncer y enfermedades cardiovasculares– cayeran significativamente. La investigación fue publicada en la prestigiosa revista de la Asociación Médica de Estados Unidos, que a su vez dedicó su nota editorial a impulsar la prohibición de fumar en lugares públicos, ya que “existe evidencia definitiva de que el humo de tabaco ambiental causa serias enfermedades y acorta la esperanza de vida”. El pronunciamiento se suma al de la máxima autoridad sanitaria de Estados Unidos, que este año destacó “la relación entre el humo de tabaco ambiental y la muerte prematura”.

El estudio, publicado el 11 de octubre en el Journal of the American Medical Association, fue efectuado por un equipo dirigido por Daniel Menzies y se llama: “Síntomas respiratorios, función pulmonar y marcadores de inflamación entre trabajadores de bares, antes y después de una prohibición legislativa de fumar en lugares públicos”. Los investigadores empiezan por recordar que, “según distintos estudios, la exposición al ‘humo de segunda mano’ implica un riesgo incrementado de enfermedad coronaria, cerebrovascular y cáncer de pulmón” y destacan que “en su informe de 2006, el cirujano general de Estados Unidos (que fija los lineamientos en políticas sanitarias) destacó la relación causal entre el humo de tabaco ambiental y la muerte prematura”.

Su investigación se efectuó en Escocia, donde la prohibición de fumar en lugares públicos cerrados rige desde el 26 de marzo de 2006. El trabajo se efectuó sobre 77 trabajadores de bares. Fueron examinados en tres oportunidades: un mes antes, un mes después y dos meses después de que sus lugares de trabajo pasaran a ser libres de humo. Antes de la prohibición, 61 de los participantes, es decir, el 79,2 por ciento, experimentaban algún tipo de síntoma respiratorio. Un mes después, el número de trabajadores con síntomas había bajado a 41; dos meses después, a 38.

El estudio incluyó la medición en sangre de los glóbulos blancos en general y en particular los neutrófilos, considerados posibles indicadores de inflamación periférica: a los dos meses con ambientes libre de humo, “las células blancas habían bajado de 7610 a 6980 en promedio, y los neutrófilos de 4440 a 4030”. Además, “entre los trabajadores asmáticos, la inflamación de las vías aéreas había disminuido” hasta un 20 por ciento.

El Journal de los médicos norteamericanos dedica al tema su editorial: enlaza esta investigación con la que, ya en 1998, arrojó resultados similares en California y señala que “a fin de prevenir los efectos del humo de tabaco ambiental, los lugares de trabajo son de alta prioridad”.

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