Domingo, 3 de febrero de 2008 | Hoy
Los fiscales impulsarán la elevación del juicio para los detenidos en la causa. Lo que falta investigar. Los detalles de un crimen ritual que casi no reconoce antecedentes en el mundo.
Por Raúl Kollmann
Los fiscales del caso Ramoncito, casi único en el mundo de crimen ritual satánico, impulsarán la elevación a juicio del expediente en los próximos meses, aunque siguen buscando al jefe, una especie de pai mayor, que pagó el asesinato cometido en el marco de una ceremonia de culto al Señor de la Muerte en la ciudad de Mercedes, Corrientes. Está probado por los especialistas del Instituto Antropológico de La Plata que a Ramón González, de 12 años, un chico de la calle llevado a la prostitución infantil, le sacaron cuatro vértebras, la lengua, los ojos, los oídos, todas las partes blandas del cuerpo y la sangre como una ofrenda en esa ceremonia, pero además dos de los participantes de los hechos admitieron también que en alguna ocasión anterior se usaron fetos e incluso un bebé recién nacido. Hay otro expediente, encontrado también en Mercedes, Corrientes, en el que se comprueba el hallazgo de un recién nacido al que le sacaron los órganos y se investiga si es obra de la misma secta. Los fiscales tratan de encontrar al sujeto o los sujetos que dieron las órdenes, los que pagaban, aunque sumas bastante modestas, a quienes participaron del ritual y el homicidio, pero la idea del juez y los fiscales es que haya un juicio oral por el caso Ramoncito antes de fin de año.
El forense Osvaldo Raffo, uno de los más reconocidos del país, le dijo a Página/12 que “no hay antecedentes de algo así en la Argentina. Tenemos dudas sobre un homicidio con características similares ocurrido en el Gran Buenos Aires en 2005. Pero incluso a nivel mundial, los crímenes rituales se cuentan con los dedos de una mano. Sí tenemos antecedentes de personas que mueren por otra razón y después se las utiliza sacándoles las vértebras, la lengua y la sangre. Pero crimen como el de Ramoncito, casi no hay en el mundo. El punto distintivo es el homicidio y la extracción de partes selectas del cuerpo. Ahí está el crimen ritual”.
En la investigación del caso Ramoncito trabajaron los fiscales Gustavo Schmidt, Alejandro Chain y Leonor Poletti de Requena, que era la encargada original, pero se sumaron como refuerzo los dos primeros por orden del fiscal general César Sotelo. Quien supervisa el expediente es el juez de Goya Gustavo Bufill.
Por ahora hay siete personas procesadas por homicidio calificado, pero sigue prófugo Dani Alegre, el sujeto que sería quien le pegó la cuchillada mortal a Ramoncito. Hace diez días fue detenido en el Gran Buenos Aires un sujeto conocido como “El Brujo”, Carlos Beguiristain, que admitió que hizo el trabajo de seccionar la cabeza de Ramoncito, sacarle las vértebras, la lengua, la sangre y las partes blandas. Su habilidad en el manejo del cuchillo proviene de su profesión de carnicero y según les dijo a los fiscales le prometieron 400 pesos por participar de la ceremonia en la que el cuerpo de Ramoncito fue ofrecido al Señor de la Muerte.
La testigo clave del caso fue Ramonita, una chica de 14 años, también empujada a la prostitución infantil, y que participó de aquella ceremonia. Los datos aportados por ella, reflejados en su momento por los medios de Corrientes, en especial Radio Sudamericana y el diario El Libertador, se fueron confirmando en forma rotunda, no sólo por los estudios forenses, sino también por las confesiones de los que protagonizaron el crimen ritual (ver aparte).
Para los fiscales está probado que a Ramoncito, que además tenía cierto retraso mental, lo convencieron de entregar su alma al diablo. Esto lo ratificó “El Brujo” Beguiristain en su declaración de la semana pasada. Quienes daban las órdenes en la ceremonia eran dos mujeres, Yolanda Martina Ventura y Ana María Sánchez, pero los fiscales creen que ellas no tenían ni el dinero ni la autoridad para comandar una secta que, según el antropólogo que colabora con el juez, José Humberto Miceli, estaba recién en formación. No está del todo claro en qué domicilio se hizo la siniestra ofrenda de la vida de Ramoncito, el 7 de octubre de 2006. Ramonita afirma que fue en el domicilio de Osmar Aranda, otro de los que ofrecían curaciones mágicas y estaba vinculado con Ventura, mientras que Beguiristain, que argumenta que estaba drogado, piensa que fue en la casa de Ana María Sánchez. La realidad es que se encontró sangre en ambos lugares.
El testimonio de Ramonita y ahora el de Beguiristain son estremecedores. Afirman que los presentes recibían cocaína a la entrada y luego aullaban y bailaban alrededor del niño sacrificado. Se tomaban de las manos con la sangre de Ramoncito y en la misma ceremonia hubo varias relaciones sexuales con menores. El rito tenía contenidos sádicos, como quemaduras de cigarrillo, algo que quedó a cargo de otro de los detenidos, Claudio González, alias Bete. El ofrendado, Ramoncito, sufrió golpes, quemaduras y otras vejaciones antes de morir. En los allanamientos se encontraron dos manuales de magia negra en los que se consigna, por ejemplo, la forma en la que se debe dejar el cuerpo ofrendado. Ramoncito fue encontrado muy cerca de la terminal de autobuses, con apenas los huesos del cuerpo, colocados en forma de Y. “Parecía el cadáver de una persona fallecida un mes antes, pero el asesinato había ocurrido hacía apenas diez horas. Lo que se encontró fue un esqueleto y de la cabeza, separada, la calavera. De entrada quisieron dar a entender que era de una persona de la calle cuyo cuerpo fue depredado por perros o roedores, pero el dictamen de los forenses y de los especialistas de la Universidad de La Plata fue categórico: eso fue obra del hombre, no de perros ni roedores.”
En realidad, en el grupo se mezclaba la prostitución infantil, la trata y venta de menores, la comercialización de cocaína y marihuana e incluso hay algún dato sobre ventas de armas. El antropólogo Miceli lo retrata así en su informe oficial: “lo mágico, lo religioso, se retroalimenta de esa especie de hermandad delictiva. Esos componentes no juegan sólo financieramente, sino que produce estados alterados de conciencia, una excitación morbosa extrema, sensaciones de poder y de dominio y la configuración de una hermandad delictiva integrada a un nuevo orden que asegura la lealtad y el secreto que buscan la impunidad”.
A lo largo de los meses que lleva la investigación, los fiscales determinaron que existe un grupo de chicos y chicas que tienen entre 12 y 14 años y frecuentaban la organización. Los estudios médicos demuestran que todos fueron violados y arrojados a la prostitución infantil. En esa trama se encontró a Ramonita y a partir de allí se enhebró más profundamente la investigación.
Para el abogado de la familia de Ramoncito, Marcelo Hanson, “es evidente que hay alguien detrás de lo ocurrido con el chico. Y no sólo eso, cierta complicidad de alguna autoridad, porque parece obvio que esta gente se movía con impunidad”. En este terreno, el fiscal Chaín le dijo a Página/12 que existe un testimonio en el que se da cuenta de una ceremonia realizada en el parque de una casa de mucho mayor nivel económico. “Por ahora, tanto los protagonistas del homicidio, como quienes los rodeaban, son personas de bajísimos recursos. Es más, no trabajan, no se sabe de qué viven. Suponemos que alguien los mantenía. Con poco dinero, pero los mantenía”, concluyó uno de los investigadores. Los fiscales sostienen que la idea es ir para adelante con el juicio oral antes de fin de año aunque no esté claro todavía quién manejó los hilos del grupo desde la oscuridad. “Ni bien el juez lo disponga, requeriremos la elevación a juicio. Tal vez en abril o mayo. Tenemos ocho personas entre detenidas y procesadas y las suficientes pruebas en el expediente. Tenemos que avanzar sobre la cuestión de las drogas, la prostitución infantil y todo lo que rodea el caso, fundamentalmente si alguien, como creemos, estaba por encima de Sánchez y Ventura en esa secta. Esta pendiente también la detención de Dani Alegre, el hombre que sería el autor material del cuchillazo que dio muerte a Ramoncito. Es el hijo de Ventura. Suponemos que no anda muy lejos. Es más, sería otro indicio de cierta protección que tiene el grupo. Si efectivamente logramos detenerlo en una quinta o campo cercano, es indudable que vamos a procesar por encubrimiento al dueño de esa propiedad”, redondeó Chaín.
“En el territorio correntino –explica el antropólogo Miceli, asesor del juez de la causa–, por su ubicación estratégica al lado de Brasil, Paraguay y Uruguay, hay condiciones para la proliferación de los dos aspectos centrales del crimen. Por un lado, los cultos afrobrasileños que se han mezclado con aspectos mágicos y religiosos hispanoguaraníes y en particular una representación medieval de la muerte que hoy forma parte del culto denominado Señor de la Muerte, que no es lo mismo que San La Muerte, este último más vinculado en su origen a Cristo. Por el otro lado, el tráfico de niños, de drogas, la prostitución infantil. Las fronteras son muy proclives a estas actividades. Es cierto que el de Ramoncito es el primer caso en el que queda probado el crimen ritual, pero hubo otros y se pasaron por alto sin percibir lo que había detrás. Por ahí se argumentaba que el cuerpo fue depredado por perros o roedores y así se cerraron los expedientes. Ahora hay un antes y un después del caso Ramoncito. Y creo que esto amerita una reunión de las autoridades de los cuatro países para monitorear lo que pasó y lo que puede pasar.”
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