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“Parece como si siguieran un manual”, dijo a Página/12 Luis Bordón, padre de Octavio, asesinado por policías de Mendoza durante un viaje estudiantil. “Las preguntas que hacían los abogados defensores embarrando la cancha, la descripción de Gustavo Melmann sobre las dificultades en que los metía la policía me hacían recordar al juicio por nuestro hijo. Actúan como si estuvieran calcados, aunque unos sean de la policía mendocina y otros de la Bonaerense.”
El caso Melmann reunió numerosas adhesiones. Además de la presencia de los padres de Bordón, se encontraba Jorge Witis, con su cartel que pedía justicia por el asesinato de su hijo Mariano, en Béccar; y Rosa Bru, madre de Miguel, el estudiante platense desaparecido en el ‘93. “El otro día me enteré –reconoció amargamente Rosa– que aunque Ojeda (el ex comisario de la 9ª en la que fue asesinado Miguel) fue exonerado, su mujer cobra una pensión de 800 pesos como premio.”
Entre los presentes, además, se encontraban los integrantes de la flamante Asociación Nati, una ONG surgida al calor de la lucha de los Melmann por encontrar justicia. “Los objetivos iniciales fueron apoyar a la familia Melmann –señaló María Julia Ortega, integrante de la AN–, reunir fondos para sostener los gastos del juicio, darles contención. Nos reunimos todos los lunes, organizamos las marchas, cada sábado. Ya llevamos unas 90.”
Además de ayudar en el caso que le dio origen, a la Nati llegaron otros casos. Uno de ellos es el de Noemí Lamberto. En agosto del año pasado, mientras iba a buscar a su hijo a la escuela, fue secuestrada. Su cadáver apareció a 150 metros de su casa, en un terreno que ya había sido rastrillado por la policía. Otro caso es el de Lula Ravel, una chiquita de 6 años que murió por mala praxis médica. La Nati acusa al director del Hospital Municipal miramarense, también director de la Maternidad marplatense. En ambas instituciones fue atendida Lula.