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¿Cómo se explica la pasividad de los trabajadores frente a la pérdida de poder adquisitivo?
–Es muy llamativa la inacción de los trabajadores frente a la suba de precios y el congelamiento de salarios, pero resulta alarmante en el caso de la dirigencia política y sindical. Hay muy pocos cuestionamientos a la configuración económica de la sociedad. Desde algunos sectores de la oposición proponen la creación de empleo genuino a través de formas cooperativas. Pero ésa no es una vía a través de la cual se pueda construir un país en crecimiento que facilite una mayor demanda laboral. Para impulsar una verdadera alternativa se debe encarar una estrategia de crecimiento que incorpore a algún sector del capital dispuesto a asumir riesgos.
¿La situación actual de los trabajadores puede seguir empeorando?
–Luego de una recesión tan prolongada, la leve reactivación industrial, los aumentos no remunerativos y el Plan Jefe de Hogar tienen que producir un rebote. Basta con recordar lo que ocurrió en 1991, cuando el freno a la suba de precios y el establecimiento de nuevas condiciones impulsaron a algunos agentes económicos a tomar decisiones de otro tipo. En el inicio no había más que eso. Por lo tanto, se puede pensar que estableciendo horizontes más claros que los actuales es probable que la situación se modifique favorablemente aunque en un marco de fuertes restricciones, pues no se visualiza una transformación profunda de las reglas del juego.