Un día del año 1960-2000
Christa Wolf
Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores

La idea es descabellada y fascinante. Elegir un día del año, el 27 de septiembre por ejemplo, esperarlo durante el resto de los días y en cuanto llegue dedicarlo a escribir sobre todo lo que ocurre entorno, adentro de esa fecha. Así hasta el año que viene. Una autobiografía signada por la elección de un instante, literatura de viaje que no se traslada en el espacio sino que signada por el tiempo impone un diálogo entre impresiones fragmentarias, a que se contradigan, y avancen. Este es el experimento que llevó a cabo la siempre original autora alemana Chista Wolf durante exactamente 40 años y cuya versión en español llegó hace poco a nuestras librerías. Se trata de un viejo proyecto ideado por Gorki, quien en 1935 invitó a escritores a trabajar sobre “un día en el mundo”. Wolf hizo propio y secreto durante cuatro décadas este desafío y así fue que cada 27 de septiembre anotó lo que tenía para decir. ¿Cuántos días del año habrá dedicado a pensar en esa cita y cuánto habrá recordado para poder contarlo el día justo? Muchas preguntas que surgen a partir de esta cámara que pretende estar fija como aquella con la que Greenaway disfruta registrando el relato de la descomposición, aparecen respondidas morosamente. Otras nuevas surgen mientras avanza la historia del siglo XX con una lentitud pasmosa pero a zancadas. Literatura y política se mantienen como las grandes preocupaciones de esta autora que se mantuvo fiel al comunismo hasta la caída del muro y convivió muchos años con la calumnia y sobre todo el examen de conciencia. A la intemperie, esta escritura que llega trémula para cumplir con la cita, devela las pequeñas servidumbres de la vida cotidiana. El día, metáfora de una vida que se va pronto, obliga a la escritora a elegir lo mejor, lo verdadero, lo más sutil. Los múltiples registros que se cruzan son tal vez el mayor hallazgo de su loco proyecto.