El lifestreaming está de moda. Ya se sabe que en la web todo es urgente y los contenidos se superan a sí mismos a la velocidad de la luz. Sobre el lifestreaming podría decirse que es una seudoextensión del microblogging, servicio de emisión de mensajes en textos de 140 caracteres. La enorme cantidad de aplicaciones de, por ejemplo Twitter (el más conocido de los microblogging) permite publicar enlaces que remiten a fotos personales tomadas apenas un instante atrás. Pero tampoco sería desacertado describir al lifestreaming como la concentración de todas las actividades realizadas en Internet, en un solo lugar. De mantener la recopilación centralizada de toda la información personal que cada usuario brinda sobre su vida y/o las actividades que se realizan. Esta información, que se brinda cronológicamente, pareciera responder al concepto de que ya no basta con mostrar en un sitio las propias opiniones, el perfil laboral, la manera de escribir de cada quien. Porque para llegar hasta ahí hay que tener, al menos, la paciencia de leer un par de post. En el lifestreaming todo está allí, supuestamente para exhibir de manera integral a quien se muestra. Supuestamente también, porque, obvio, cabe la posibilidad de mentir. Aunque no es tan fácil mentir cuando el lifestreaming está presente en diferentes redes sociales. El entrecruzamiento de información puede llevar a descubrir uno o varios trucos si se dispone del tiempo y las ganas para hacerlo.

Federico Picone, especialista en tecnología y creador del blog tech DotPod (http://dotpod.com.ar) opina que “el lifestreaming se diferencia del blogging en el contenido y la manera en que se juega con el usuario. El blogging genera interacción con visitantes del blog y conversaciones a partir de comentarios y enlaces de otros blogs, eso por ni hablar del tiempo que le dedicamos a cada post y el medio de información que termina generando. El lifestreaming en cambio es algo así como un timeline personal de nuestra actividad en la red, es una moda y una opción extra al blog”. Precisamente la comparación entre blogs y diferentes formatos de lifestreaming es uno de los temas que dividen a los bloggers top. Para Picone, “es imposible sustituir una cosa con otra. La comparación entre ambos sería como tomar al blogging como un libro y al lifestreaming como un apunte repleto de recortes acerca de ese libro, donde los dos son ricos desde su óptica pero el segundo no puede existir sin el primero”.

A través de fotos, videos, pensamientos —en teoría— espontáneos, relaciones personales y profesionales, mensajes de mail copiados de los propios, muchos son los elementos a los que echar mano para mostrar la vida online. El lifestreaming puede desarrollarse desde un sitio propio, desde un blog, desde sitios ad hoc, y en este caso el más conocido es FriendFeed (http://friendfeed.com/). Allí, luego de loguearse, se pueden subir videos que cada cual tenga en YouTube, post destacados de Google Reader (servicio que a través de un interfaz web permite acceder a todas las noticias de las páginas configuradas previamente. Y que ahora permite hacer públicas noticias que te interese compartir con otros usuarios), status de GTalk, por ejemplo. También existen Iminta (http://www.iminta.com/) y Profilactic (http://profilactic.com), entre otros. La red social Facebook, a través de aplicaciones permite incorporar la actualización automática de tus estados en distintas redes sociales, todas presentes en la página del perfil propio de cada usuario. El colmo de la precisión en esta nueva tendencia lo brinda la red social española Ipoki (http://ipoki.com), especialmente diseñada para que cada usuario pueda ser localizado, mediante GPS (sistema global de navegación por satélite que da la posición geográfica de una persona u objeto), cuando realiza una participación pública en la web. Esto es, si sube una foto a Flickr, se brinda la ubicación desde donde se tomó, si se lanza un minipost en Twitter, la ubicación del aparato desde donde se emitió.