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Domingo, 7 de junio de 2015

SALí

SABORES DEL MUNDO

 Por Rodolfo Reich

EL ROLLO DE LA SOPA

El local es pequeño y despojado, de paredes, sillas y mesas blancas que contrastan con una gran imagen en negro del álbum London Calling, de The Clash. “Queríamos que la comida sea protagonista”, explica Marcelo Romeo, creador junto a su hermana de Meme Sopa & Roll. “Y pensamos una propuesta que atraviese distintas culturas. En todos los países se come sopa y en todos hay algún tipo de roll, panqueque, fajita o wrap. Además, son platos fáciles de llevar y comer en la calle, ideal para esta zona.”

Meme (el nombre surgió del libro El gen egoísta, donde Richard Dawkins acuña este concepto como análogo a un gen, pero responsable de la transmisión cultural en el ser humano) propone una carta breve, con cinco sopas (cada semana se suma una “fuera de carta”) y ocho rolls, que recorren los sabores de todo el planeta, en versiones propias y lejos de la ortodoxia (atención, tradicionalistas). Europa, por ejemplo, aparece tanto en el Borsch de remolacha, papa, tomate, limón y croquetas de carne (opcionales) como en un Gazpacho fresco y especiado. Francia, cuna de grandes pociones soperas, brilla con una Vichysoisse, de puerro, papa, apio y cebolla caramelizada, que aquí se sirve caliente (lo usual es que sea fría). Y, para los días de calor que aún resisten, ahí está la Leche de tigre, heredera del ceviche, con trozos de pescado, limón, cebollas y cilantro. Entre los rolls, hay un nem vietnamita de papel de arroz frito, cerdo, pasta de cangrejo, fideos de arroz y hongos de pino; un falafel ligero en pan lavash; o con un crêpe de salmón ahumado, palta, morrones y alcaparra, entre más opciones.

Un almuerzo completo debe sumar una sopa (entre $ 40 y $ 50) y un roll (entre $ 45 y $ 48). Para beber, cervezas, limonadas, té helado o licuados naturales.

“Al principio, venían mujeres que nos identificaban con una cocina ligera y sana. Luego, empezaron a traer a sus parejas y familiares –dice Marcelo– y hoy todos se van contentos. La realidad es que todos tenemos una sopa dentro. Sólo que hay que saber encontrarla.”

Meme Sopa & Roll queda en Gorriti 5881. Teléfono: 4770-9234. Horario de atención: lunes a sábados de 12 a 17. Delivery de 12 a 15.


VUELTA AL ORIGEN

La historia dice así: corría el 2007 cuando el restaurante La Anita abrió en el bajo de San Isidro, en un pequeño local ubicado en una muy tranquila calle del barrio. La buena comida, un ambiente amigable y una propuesta bien distinta a los restaurantes pretenciosos de la zona le dieron fama y habitués, tantos que el lugar debió mudarse a un local más grande y organizado. Luego vino una segunda sucursal, en Maschwitz, que terminó de cimentar su nombre en la gastronomía de Zona Norte. Pero hay más: esta historia acaba de sumar un nuevo capítulo, llamado ahora La Anita Brooklyn, tercera casa de este restaurante, que eligió como ubicación ese mismo pequeño local donde todo comenzó, casi una década atrás.

La Anita Brooklyn recupera buena parte de la idea inicial: un almacén para el barrio, donde se venden quesos de calidad, fiambres, aceites de oliva, pastas y muy buenos vinos, y que suma además unas pocas mesas (en verano, el patio gana espacio) donde comer sándwiches caseros (entre $ 50 y $ 65), hamburguesas ($ 80), tartas y ensaladas, todo con cierto aire de deli neoyorquino.

Allí está por ejemplo la hamburguesa Suritalia, con pesto, queso, tomate y rúcula; la Cancún, con queso, lechuga, cantimpalo y guacamole; o la Tokyo, con chutney de mango, parmesano y lechuga. Entre los sándwiches, el NYC Pastrami con pepinillos, el Parmiggiana (con zuchini, berenjenas, mozzarella, tomate y huevo) o un bagel de salmón ahumado con alcaparra, rúcula y Finlandia, entre otros. Licuados, jugos, cervezas y postres como una rica cheesecake de maracuyá o una chocotorta terminan de armar la propuesta.

El éxito y belleza de La Anita es también parte de su debilidad: un ambiente de amigos, ruidoso y algo bohemio, con fotos en blanco y negro de artistas amigos en las paredes, donde la atención es algo caótica y algunos platos aún no están del todo resueltos. Pero, a tan sólo dos semanas de su apertura, el lugar demuestra que conoce el ritmo y el espíritu de su barrio. Ese barrio que ocho años atrás lo vio nacer.

La Anita Brooklyn queda en Vuelta de Obligado 415, San Isidro. Horario de atención: martes a domingos de 10 a 22.


LO FRANCES NO QUITA LO POPULAR

En el imaginario popular porteño, las aguas de la gastronomía europea siempre estuvieron bien divididas: de un lado, la cocina popular de bodegones (de ascendencia española) y cantinas (italianas); del otro, la aristocracia francesa, con precios altos y porciones pequeñas. Pero hace diez años abrió un lugar que supo desmoronar esta construcción: Brasserie Petanque, ya todo un símbolo galo en la ciudad, demostrando que se puede hacer una rica comida francesa, en un ambiente bullicioso y alegre, con precios similares al de otros restaurantes de la ciudad.

“Hace muchísimos años que me dedico a la gastronomía, pero no considero que vendo comida. Lo que hacemos es vender felicidad. Y logramos nuestro cometido cada vez que un comensal se va del restaurante con una sonrisa en la cara”, explica Pascal Meyer, socio junto a Leticia Beker de esta brasserie.

Día a día, noche tras noche, Brasserie Petanque está llena de gente, con sus dueños caminando entre las mesas, ocupándose de la caja, ayudando al servicio. El espacio está recargado de objetos, en un cambalache equilibrado y energético.

La carta apuesta al corazón de la cocina tradicional francesa, con platos intensos y diarios. Entre las entradas, sopa de cebolla ($ 65, ideal para el invierno, con su correspondiente rebanada de pan con queso gratinado), tartare de salmón ($ 140), un paté bien campesino envuelto en masa ($ 85), además de otras frescas y caracoles ($ 85). Como principales, confit de pato ($ 185), steak tartare con papas fritas ($ 170), conejo a la mostaza ($165) o un vol-au-vent de mollejas y champignones ($ 165). Esto es apenas una muestra de una carta amplia, con múltiples opciones. Como final, inevitable la crêpe Suzette flambeada a la vista o una crème brûlée perfecta.

Entrar a Brasserie Petanque es entrar a un rincón parisino que está por fuera de las grandes guías gastronómicas, que evita el lujo aristocrático para ofrecerse como refugio del buen comer y del buen beber. En palabras de Pascal, de eso se trata la felicidad.

Brasserie Petanque queda en Defensa 596. Teléfono: 4342-7930/4342-6794. Horario de atención: martes a domingos de 12.30 a 15.30 y de 20 a 24.


Fotos: Pablo Mehanna

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