Domingo, 30 de agosto de 2015 | Hoy
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CINE Se estrena Magic Mike XXL, la secuela de los strippers trabajadores sin Matthew McConnaughey y casi sin Steven Soderbergh
Por Ariel Alvarez
Que algo sea más largo, no necesariamente implica que sea mejor. Y esto es lo que ocurre con Magic Mike XXL, una road movie hot de casi dos horas de duración, que se queda a mitad de camino entre la comedia y el grotesco y a kilómetros de distancia del tono irónico que pretende. No cumple con lo que promete, como generalmente ocurre con todo lo que se autoproclama como extra large.
Muchas eran las expectativas puestas en esta película: se trata de la secuela de Magic Mike que Steven Soderbergh dirigió en 2012. Un drama interesante y particular que narraba las vivencias de un grupo de strippers dejados de lado en la carrera por alcanzar el sueño americano. Por aquel entonces la crítica comparó al film con Saturday Night Fever y Boogie Nights, tuvo una gran aceptación de público y taquilla, y convirtió a Channing Tatum en una estrella de cine. El hecho de que Soderbergh, además, anunciara su retiro prematuro de la dirección en el año 2013, aumentó el interés porque la conviertió en una de sus últimas películas. La dirección de Magic Mike XXL quedó en manos de Gregory Jacobs que, con sólo tres películas en su haber, es más conocido por ser el asistente de dirección de Soderbergh desde hace muchos años.
La historia comienza tres años después del retiro de Mike “Magic” Lane (Channing Tatum) de los escenarios. Su vida no es nada placentera, su negocio de fabricación de muebles no es lo que esperaba y su mujer lo dejó por otro. En esta situación recibe un llamado de uno de sus ex compañeros desnudistas que lo hace creer que Dallas, su mentor, el personaje que interpretaba Matthew McConaughey en la primera película, ha muerto. Esto es un truco para convencerlo de asistir a una convención de strippers en Myrtle Beach, Carolina del Sur y así poder realizar una última gran actuación: la idea es retirarse con dignidad.
Montados en un camión que vende yogurt congelado salen a la ruta. Y aquí es donde la película se convierte en la clásica comedia que la acerca a algo parecido a Bachelor Party (Despedida de soltero, 1984). Y es que se trata de eso: un montón de hombres aceitados queriendo vivir una última gran fiesta. Todos los Reyes de Tampa están allí: el despampanante “Big Dick” Richie (Joe Manganiello), el espiritual Ken (Matt Bomer), el latin lover Tito (Adam Rodriguez) y el enorme Tarzan (Kevin Nash). Bueno casi todos: el joven Alex Pettyfer, el otro protagonista de la primera parte, le dijo que no a esta secuela: las malas lenguas cuentan que su relación con Tatum en Magic Mike 2012 fue desastrosa. La gran ausencia es Matthew McConaughey, que interpretaba al veterano y “maestro” de strippers Dallas en la original. El problema con él fue económico: luego de ganar el Oscar por su papel en Dallas Buyers Club su cachet aumentó considerablemente y la producción no estuvo dispuesta a pagarlo.
La deserción de McConaughey acerca a la película a Zombie Strippers (2008) una comedia de terror clase Z. Y es que Magic Mike XXL parece un rejunte de zombis haciendo de strippers. A la película le falta un actor. Hay que reconocer que Matt Bomer tiene sus momentos y que Joe Manganiello le agrega la simpatía necesaria a este grupo de muchachotes musculosos y buena gente. El guión se encarga de que eso quede muy claro. Bromistas, algo tontos, con buen corazón y sin prejuicios: una de las primeras paradas es en un club gay de Jacksonville y participan de un concurso de drags amateurs, como para empezar a sentir la emoción del baile antes de la convención. Y es que “ellos nacieron para eso”, repiten una y otra vez. Éste es el conflicto: retirarse pero sin sentirse tan hombres-objeto. Y discuten. No son strippers, se autodenominan “male entertainers” y por eso deciden abandonar sus antiguas rutinas para probarse a ellos mismos que en cierto modo son “artistas”. ¡Gente grandota!
Durante toda la película siempre se espera que algo importante o siquiera interesante pase y lo mismo también ocurre con las performances que, debido al conflicto emocional-laboral, bajan los decibeles. Que esos cuerpos increíbles se muestren menos que en la primera entrega es algo imperdonable.
Las mujeres salvan a Magic Mike XXL a nivel actoral. Amber Heard interpreta a Zoe, la chica que le roba el corazón a Mike y pone la cuota de comedia romántica. Jada Pinkett Smith es Rome, la dueña de un club para mujeres en donde nuestros héroes de pétreos abdominales paran en el camino para pedir ayuda. Y la corta aparición de Andie MacDowell se come la película.
Un párrafo aparte merece Channing Tatum. Su pasado como stripper real –de eso trabajó antes de ser actor varios años– vuelve a dar frutos. Su personaje en un primer momento rechaza la oferta del viaje. Es ahí donde lo vemos solo, de noche trabajando en su taller escuchando la radio, cuando empieza a sonar la música con la que él hacía su antigua rutina y se pone a bailar. En ese momento la película respira, remite a las escenas de la películas de baile de los años ochenta en donde la o el protagonista tiene ese momento de quiebre en el que se replantea su vida, y por supuesto encuentra el camino bailando. Es una escena clásica. Channing es un excelente bailarín. Cuando él baila todo lo demás desaparece y la película encuentra a su protagonista (claro: también es el productor).
El tono de comedia trata de ser efectivo pero no lo logra, ni siquiera con algunas escenas puestas a modo de guiños. Richie, el personaje que interpreta Manganiello, se burla de una performance inspirada en Crepúsculo en la convención de strippers: “Están haciendo esa mierda de vampiros”, dice. El actor personificó al hombre lobo Alcide en la serie vampírica True Blood de HBO. Y repiten el chiste: Jada Pinkett Smith, actuó en The Matrix Reloaded y The Matrix Revolutions. Mientras nuestros héroes se están preparando tras el escenario, ella se acerca y vemos a otros grupos de strippers ensayando y uno de ellos está caracterizado como Neo, el protagonista de la serie Matrix. En fin.
¿Qué pensará Soderbergh de todo esto?, se preguntan algunos. Lo sabe perfectamente ya que es uno de los productores. Y pese a su “retiro”, también es el director de fotografía –bajo el alias Peter Andrews–, y el editor bajo el nombre de Mary Ann Bernard. Así que Jacobs no estaba solo en esto. Si la idea es que sea sólo un entretenimiento para diferenciarla del tono hiperrealista, casi documental, de la primera parte, perfecto: las chicas y los chicos a veces sólo quieren divertirse. El problema es que los grandotes en camino hacia su perfomance final no divierten ni (lo que es peor) tampoco muestran tanto.
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