Domingo, 9 de septiembre de 2012 | Hoy
MúSICA > A SONG IS A SONG VOL. 1, EL DISCO DE VERSIONES EN INGLéS DE RICHARD COLEMAN
Durante el verano pasado, Richard Coleman hizo una serie de conciertos en Ultra Bar, que llamó “Coleman en inglés”. Se trataba de interpretaciones semiacústicas de un puñado de sus canciones favoritas. Y ahora acaba de editar A Song Is A Song, resultado de esas sesiones y muestrario de su amplísimo paladar: el ex Fricción y Siete Delfines versiona a Leon Russell, a Johnny Cash, a P. J. Harvey, a Brian Eno, a Elvis Presley y hasta a Black Sabbath. Radar invitó a Coleman a repasar su propio disco canción por canción. Además, cuenta por qué esta selección termina siendo un homenaje a sus raíces y un álbum de familia.
Por Richard Coleman
Nunca hice shows en verano, pero en diciembre del año pasado me dieron ganas de tocar; algo para variar: hacer una cosa distinta. Pensé en la posibilidad de hacer uno de esos shows acústicos de repertorio propio, pero ya había transitado mucho por ahí. Pensé en aprovechar las posibilidades de ser solista, que permite inventar nuevos proyectos y resolverlos de una manera bastante dinámica. La gente de Ultrapop me dijo: “Mirá que en enero el aire acondicionado de Ultra Bar está muy bueno”. La frase me sonó muy bien; lugar tengo para tocar. ¿Pero qué?
Un día, escuchando música en el auto, voy tarareando y la idea surge sola: cantar los temas que me gustan y hacer un show de intérprete. Dejo rebotar un poco el concepto, pero no pasó mucho hasta que me puse a trabajar y a buscar canciones. Después de que junté unas veinte me pareció que no iban a soportar una situación de guitarra acústica solamente; pensé en traducir algunas al castellano, hasta que decidí que no, que las tenía que hacer en inglés. Ahí lo llamé a Bodie Datino, que toca varios instrumentos en mi banda, para que participe en algunas canciones. No me gusta armar cosas en la computadora, confío más en la situación orgánica humana.
A mitad de enero hicimos el show “Coleman en inglés”. Salió bárbaro, se llenó de gente, y fue algo muy diferente. ¡Yo en los fogones era un fracaso! No servía para nada, no sabía ninguna canción de nadie; nunca fui la clase de tipo que sabe repertorio y canta. Después del show, Ultrapop propuso hacer un disco basado en el concepto de ese show. Todo iba cerrando.
Hay una frase en inglés que escuché varias veces cuando viví en Los Angeles: A Song is a Song is a Song. Tres veces. Lo que significa básicamente que una canción no es más ni menos que una canción. Me pareció un título muy abarcativo para este proyecto. Por más que la adornes, le pongas arreglos orquestales, o una banda de rock, si la canción no es buena, no va a estar bien. Al mismo tiempo, si a una canción maravillosa uno la deja con lo mínimo (si lo hace bien) va a seguir siendo preciosa.
La idea de la interpretación de las canciones en su más mínima expresión es básicamente para hacer posibles los shows. Es un poco como desnudarse. Y me envalentoné. ¡Por suerte! Lo más complicado fue la selección de canciones y frenar las ganas del arreglador que hay en uno, que quiere llenar todo de instrumentos. Tenía muy claro lo que había que hacer; entonces, cuando la tentación aparecía, yo sonreía.
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