Charles William Coleman fue mi abuelo. No lo conocí: murió cuando mi papá tenía cuatro años. Era inglés y vino a la Argentina con los ferrocarriles. Le dediqué el disco a él y también a mi abuela y a mi tía, que me enseñaron inglés. Mi abuela Rose era una institutriz de familias adineradas; se retiró, pero siguió despuntando el vicio con su nietito... Mi tía Neellie, la hermana de mi papá, siguió la tarea de mi abuela cuando llegué a la adolescencia y me enseñó inglés americano.

La idea de tapa la saqué de los vinilos de mi papá. Me puse a revisar en algunos vinilos que me quedan, y encontré una tapa de Matt Monro que me inspiró. Nada particular; yo quería que en la tapa hubiera un horizonte, una situación de camino. El mar representa también el origen, eso de visitar un poco las raíces para compartir las canciones. Todo tiene un significado, pero no fue elaborado previamente. Simplemente se armó. En enero yo no sabía que iba a hacer otro disco, pero aquí está. Y habrá un volumen dos.

Al final de todo, queda una especie de álbum de familia; canciones que tienen que ver con mis raíces. Y, si se quiere, un disco conceptual sobre la ruta y el camino.