Domingo, 7 de agosto de 2016 | Hoy
Para “Sopa de letras”, el tema que canta Rosario Ortega, y que escribió pensando en su hija Isabel apenas nació, uno de los temas más genuinamente dulces de toda la serie, es una buena muestra de la intuición y capacidad productora de Martí. Cuenta Rosario: “Apenas escuché el demo que me pasó Lucas me dije: ‘así como está no la voy poder cantar nunca’. La sentía muy fuera de mi registro. Muy grave de tonalidad y también muy aguda. Y se lo comenté. Pero él me tranquilizó: ‘no te preocupes, va a quedar bien’. Así que me entregué y fui al estudio como me decía. Y estando ahí me di cuenta de que efectivamente, cuando te corrés de tu zona de comodidad y salen cosas inesperadas el resultado puede ser buenísimo. En este caso, usando el recurso de doblar mi voz una octava más aguda en algunas partes. Me encantó”.
Con el piano de Darío Jalfin guiando de manera irresistible la línea melódica y rítmica, Rosario canta una especie de decálogo del “buen enseñar” que sintetiza de manera tierna al mismo tiempo que lúcida, ese estado de gracia que muchas veces sobreviene al padre reciente y feliz con el hecho de serlo. “Vas a aprender a mostrar para dar y poder devolver un minuto de lo que tengas/ sopa de letras// aprendemos enseñando a los demás porque nadie hace el amor en soledad”, le canta Martí en la voz de Rosario a su hija Isabel. Y, a través de ambas, a los niños y niñas del mundo. “Me imaginé a las Trillizas de Oro pero dando un mensaje muy genuino”, describe Rosario el momento. “Es como que baja línea pero bien. Habla del agradecimiento, de la humildad y de valores, pero con lenguaje claro y conmovedor”.
“Siempre admiré mucho la música de Lucas. Creo que es uno de los mayores compositores de esta época. Y por suerte estos discos de Varias Artistas hicieron que muchos más se enteraran. Y más allá de que él ya era un genio de antes, sin necesidad de tener que apelar a voces más dulces para que nos demos cuenta”, dice María Ezquiaga, que tiene muy presente el día que un compañero de su banda Rosal cayó al ensayo con el recién salido Otro Rosa (2001) de A-Tirador Laser y pese a cierta extrañeza inicial quedó rendida a sus modos musicales.
“En sus discos siempre hay canciones geniales. Pero también rupturas. Hoy es difícil encontrar gente que piense por sí misma, que tenga ideas que no se le hayan ocurrido a nadie salvo a él. Y eso me pasa con Lucas. Su forma de escribir por ejemplo: cuando pasa de la primera a la tercera persona, del plural al singular, del tiempo pasado al tiempo presente, todo en una misma canción y sin que quede mal. Todo lo contrario”. Ezquiaga, junto a Juliana Gattas (que volvió a participar en Presión Social después del hiato en Se puede con la hermosa y delicada “Encuentro con Dios”), es protagonista de “Patrullero”, uno de los temas más logrados y resonantes en la historia de Varias Artistas (lo mismo el video dirigido por Ezequiel Muñoz: culebrón a dos voces en una cocina bonaerense). Y también de otros tres temas (“O buena o mala” en Papá; “Cursos de corrupción” en Se puede; y “Todo antes que vos” en Presión Social) que muestran la capacidad de Lucas de retratar con soltura los enrosques afectivos de esta era. “Cada vez que Lucas me muestra una canción nueva me pasa que me las aprendo en seguida. Como esos vestidos que te los probás por primera vez y ya te quedan bien, ¿viste? No me cuesta nada apropiármelos”.
Lucas Martí grabó en el primer disco de Erica García, El Cerebro, y luego, como suele pasar (y más allá de compartir otros momentos y de la buena onda musical que siempre tuvieron), se perdieron el rastro mutuamente. “Hace tiempo le mandé un inbox por Facebook y le dije: ‘Mirá, tengo 5 mil amigos en esta red pero todavía no somos amigos. ¿Cómo no vamos a ser amigos, Érica?”, recuerda Lucas entre risas y ahí nomás retomaron el contacto.
“Yo sé que Lucas compone de forma compleja. Sus temas no tienen una estructura normal. Entonces cuando me lo mandó, me esperaba algo que no iba a poder abordar. Pero el tema resultó tan bello, tan amable y tan sensible, tan suave que automáticamente me encantó. Era una canción compleja, sí, pero fui entrando como un cuento. Y me encantó que se llame ‘Feliz’”, cuenta Erica sobre este balada jazzy a puro piano con Darío Jalfin y líneas de rima consonante que tranquilamente podrían haber formado parte de La Bestia o Amorama. “Se dio una comunión entre los tres que fue muy justa para el tema. Hay canciones que requieren cierta energía y esta requería una energía de introspección, de intimidad. Una persona que está feliz pero en la privacidad”.
Hay temas que llaman la atención en su primera escucha. Y hay otros que directamente tienen el poder de la abducción. Es el caso de “No me necesita” de Presión Social con Marina Fages, compositora y artista plástica, y líneas como “Voy a espiar tu blog/ Quiero hackeártelo, es mi ilusión” y “No nos sueño unidos/ sólo quiero tu contenido un poco”. “Me atrajo la idea del que escribe como desde el lugar de una mujer, como si fuera un ejercicio de travestismo”, cuenta Fages sobre el trabajo musical que compartió con Martí. “También me interesó la cosa colectiva. El hecho de que sea un proyecto que incluye un montón de chicas. Eso lo vuelve muy divertido. En el backstage de los shows siempre parece que estuviésemos de vuelta en el colegio secundario”.
Sin embargo, y a diferencia de los otros casos, no fue amor a primera vista la historia de Fages y “No me necesita”. “Lucas me había pasado otro tema para hacer y no me gustaba. Y después, cuando me pasó ‘No me necesita’, tampoco me convenció al principio. Pero el hecho de que siguiera insistiendo me halagaba. Y me hizo pensar. ‘Voy a ponerle pilas’, me dije. Y resultó”. Lo que hacía ruido a Fages (que tiene uno de esos timbres de voz que no pasan inadvertidos; entre raro y dulce a la vez) era que se trataba de una canción muy transparente. “Y yo no soy tan abierta del corazón. Uso más la metáfora. Y éste tema es muy directo. Describe una situación que a cualquier persona le pasó, de quedar en offside a partir de un enganche en las redes. Es una estaca al corazón”, señala. “Vi que había algo fuerte ahí. Y que podía hacerlo”. Completa Martí: “Conocí a Marina por internet y en seguida me enganchó su voz. Le escribí y le mandé una canción que al principio no le gustó. Y ahí se frenó un poco la cosa. Pero después vino al estudio y la verdad que ella tiene todo un mundo. Descubrí a una artista”.
No es casualidad que los temas de Noe Mourier en Varias Artistas (“Super mal” en Papá; “Se puede (Pac-Man)” en Se puede; y “Vampira” en Presión Social) sean los que abran cada uno de los discos. Junto a July Sky, Noe es de las que conoce hace más tiempo a Lucas (en los noventa ella integraba Suavestar junto a Yul Acri, otro gran amigo musical de Martí) y la afinidad entre ambos siempre fluye sin intermediarios. “Lo admiro mucho a Lucas. Para mí es un compositor muy versátil y sentido. Y lo que hizo en Varias Artistas es brillante. Creo que las cantantes que participamos crecimos un montón con a él. Abarca tantos años que nos terminó formando”.
Y es cierto: tantos años abarca en el caso de Mourier que en el video de “Se puede (Pac-Man)” aparecen fragmentos de su accidentada participación en Súper Súper, programa infantil de los ochenta, en la que conductora Candela interrumpe con poco tacto y “por falta de tiempo” su interpretación en vivo a doble teclado y voz para el desconcierto de la pequeña Noe. “Desgarrador manual de cómo hay que actuar/ Desilusión total si no hay seguridad”, escribió Lucas para que Mourier le cantara a esa niña que había sido y que en un punto seguía siendo. “Me emociono mucho cuando canto ese tema. Y lo mismo ahora con ‘Vampira’. Lucas es un gran creador pero también un productor nato. Y tiene esa capacidad de que te identifiques siempre con la canción que estás interpretando”.
Emme empezó con una participación pequeña en Papá, el primer disco de Varias Artistas. Pero su entusiasmo en vivo (apropiándose con buenas armas de “Capricho en andas” y sumando luego un momento siempre alto con “El día del zarpado”) y su compromiso en general, le permitió ganar un lugar cada vez más destacado en el proyecto. “Que tantas mujeres quieran participar sin importarles cuándo y cuánto van a cobrar o cuántos ensayos van a tener que ir, no es común. Nunca hubo un roce con ninguna. Y la explicación es sencilla: la música está buenísima”, explica. Y suelta contenta: “Somos todas un poco fans de Lucas. Es nuestro jefecito”.
En Presión Social, su momento se llama “Joni Dip”, un funky-soul a la Lucas Martí en el que Emme vuelve sacarle el cuero a ese varón supuestamente imbatible, aunque con momentos en que parece desdoblarse en un punto de vista masculino y darle voz a su defensa. “Compres lo que compres, siempre estarás disconforme/ El vacío es tan enorme que ni los héroes lo podrán tapar”, canta. Y también: “Si hasta Joni Dip como hombre/ hoy corre el riesgo de no poder dar/ lo que una chica puede imaginar”. Dice Martí: “Emme maneja un power en la voz, un manejo del R&B, que obviamente no es tan fácil encontrar en otros lados. Ella va siempre al frente y se sabe mover. Maneja una manera sensual, sin timidez, que nos gusta mucho para resaltar y descolocar”.
Presión Social, además de volver a un esquema de instrumentación analógica (después del momento más digital de Se puede) tiene el atractivo de contar con varias cantantes surgidas en los últimos años. Son los casos de Sofía Vitola, de la banda Potra, con “Mientras los chicos”, uno de los temas más pegadizos (la acompaña Nina Polverino de la banda de extracción jazzera Nina y el Lobo); de Poli Sallustro, conocida por haber encarado una carrera musical luego de sus trabajos en la tele (Floricienta, Rebelde Way), con “La fórmula”, balada central por sus alusiones a la temática del disco; y de Candelaria Zamar, pianista de formación académica además de pop (su disco Un vaso de agua resume ambos mundos), con “Ex Modelo”, gema sutil en el tramo final del álbum. Tres muestras de la destreza de Martí para tomar distintos caminos según el caso.
“Yo no estaba al tanto del proyecto”, reconoce Zamar. “Pero apenas tomé contacto me encantó sumarme. Lucas me parece un compositor original. Y de mi canción me gustó el carácter melancólico y desahuciado de su personaje, especifica sobre “Ex modelo” y líneas logradas como “súper poderes muertos/ hechizos que no causan ninguna acción”. En el caso de “Mientras los chicos” y su leitmotiv anti despecho (“Mientras los chicos sigan sin salir de lo que son/ nos mostraremos todas sin su opinión”) la ganancia emocional se percibe sobre el escenario. “Con Nina nos sentimos cada vez más fuertes cuando la cantamos”, cuenta Vitola. “Es divertido porque básicamente se trata de dos chicas cantándole a los chicos y a sus relaciones de hoy”. Un caso de identificación que también se da en Sallustro y el tema que le tocó en suerte y frases como “Siento obligación fuera de los dos/ No es nuestro corazón quien conduce nuestro amor”. Dice Poli: “Vengo de una familia bastante tradicional, con ideales definidos. Y viví lo que dice la canción, lo de sentir la mirada paterna en tus relaciones”.
Para la época de Papá (2007) July Sky andaba alejada de la música luego de su experiencia con Ondas Martenot. Pero para Se puede (2011) pudo reencontrarse con Martí e incluso participar de varios de sus siguientes discos solistas. “Lucas es una máquina de crear. No para. Es muy productivo y a la vez muy profundo sin dejar de ser pop”, elogia con conocimiento de causa que dan casi 20 años de amistad. “Por eso también cada show que hacemos con las chicas es una fiesta. Porque nos divertimos y porque somos conscientes de la calidad musical y humana del material que nos reúne”.
En Se puede, con “100%”, July le canta las cuarenta a un amor que también canta (“Tu música está tan fuerte que se impone entre los dos/ Hablás igual que un cantante y olvidás que canto yo”) mientras que en “Marcial”, de Presión Social, el retrato es directamente personal. “‘Marcial’ es una canción que me hubiese gustado escribir a mí. Es una radiografía perfecta de mi momento actual”, cuenta July que se casó recientemente y en esa canción canta cosas como: “Volví para impedir que todo lo aprendido se muera/ un cambio de estructura y corteza/ bajo esta marcial me encuentro yo”. Y también: “Hacer un cambio/ no implica predicarlo”
¿Qué diferencia el hacer artístico de Martí de otros?
–Es muy relajado. Trabajé con otros productores y por ahí se enroscan, se obsesionan con algo que por ahí no les sale como querían. Lucas, en cambio, si está conforme, es capaz de dejarte la primera toma. Le gusta el registro de lo natural y lo espontáneo. Y hace lindo todo el proceso: busca siempre el color natural. Lo que va. Difícil no quererlo al guacho.
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