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Domingo, 4 de septiembre de 2005

POR QUé AFRICA NO PUEDE ACCEDER A LOS MEDICAMENTOS

“Las farmacéuticas prefieren tratar a un norteamericano calvo antes que a un africano agonizante”

Por Kwame Kuadey *


De acuerdo con Unaids, Africa es el hogar del 70% de los adultos y el 80% de los niños viviendo con VIH en el mundo. El continente ha enterrado a tres cuartos de los más de 20 millones que han muerto de sida en el mundo. Se estima que cerca de 2.300.000 personas han muerto de enfermedades relacionadas con el VIH en el Africa sólo en 2003.

En Africa, menos de 100 mil personas viviendo con VIH tienen acceso al tratamiento retroviral, lo que significa sólo un 2% de cobertura para los 4.400.000 adultos que necesitan tratamiento. Pocos africanos pueden pagar las drogas que se necesitan para combatir el sida y que pueden costar entre 500 y 1000 dólares por mes. Adicionalmente, muchos gobiernos africanos no tienen los fondos para importar estas drogas. En promedio, una nación africana invierte menos de diez dólares por persona cada año en cuidados de salud. Al mismo tiempo, los gobiernos tienen que combatir otras enfermedades como la malaria (el costo de tratar la malaria suma casi un 40% del gasto en salud pública), tuberculosis, cólera, entre otras.

En algunos países no se consiguen siquiera los simples antibióticos prescriptos para los pacientes que empiezan a mostrar signos de las llamadas enfermedades oportunistas, como la tuberculosis. Otras drogas, esenciales para el manejo de las complicaciones del VIH (como la meningitis, una infección común en los casos de sida en Africa), son demasiado caras y por lo tanto no se consiguen en muchos países del Africa subsahariana.

Esto significa que la mayoría de los 25.300.000 africanos infectados no van a acceder a tratamiento y morirán. En Zambia, una de las pocas industrias que crece es la manufactura de ataúdes. Se estima que allí mueren 200 personas por día como resultado de enfermedades relacionadas con el VIH.

¿Por qué son tan caras las drogas para el sida? Las drogas que se usan para el VIH/Sida son producidas por empresas farmacéuticas con base en Europa y Estados Unidos. Estas compañías gastan billones de dólares en investigación y desarrollo de drogas y están determinadas a obtener beneficios a cualquier costo. Esto los hace poco comprensivos con los problemas de los pacientes con sida en Africa. Como apuntó Richard Holbroke, ex embajador de los Estados Unidos para la ONU: “Las compañías farmacéuticas prefieren tratar a un norteamericano calvo antes que a un africano agonizante”, porque en ese caso las posibilidades de recuperar el dinero invertido son mayores. Sudáfrica, Kenia y Uganda han intentado producir genéricos de las drogas en sus respectivos países, y no hay nada ilegal en esta práctica. De acuerdo con el artículo 31 del Acuerdo Strips de la World Trade Organization, un país tiene el derecho de declarar el estado de emergencia sanitaria y buscar e investigar la forma de producir drogas alternativas más baratas. Este acuerdo les permite a Sudáfrica y a otros países africanos producir drogas que se distribuyen de manera pública y gratuita.

Sin embargo, este intento ha sido duramente resistido por las compañías farmacéuticas. Han logrado hacer lobby de forma exitosa ante el gobierno de EE.UU. al punto de que el ex vicepresidente Al Gore amenazó a Sudáfrica con sanciones comerciales si trataba de desarrollar genéricos y drogas más baratas para combatir el VIH. Como descargo, las compañías dicen que la respuesta al problema no es sólo producir drogas más baratas: apuntan que el cóctel debe ser tomado de forma sistemática y que los pacientes necesitan ser supervisados de cerca, algo que el sistema de salud africano no puede proveer. Eso no es argumento para dejar morir a más de 25.000.000 de personas. Con esa lógica, son muchas las enfermedades que deberían dejar de tratarse. Pero lo que las compañías no consideran es que los médicos y trabajadores de la salud africanos han estado lidiando con una infraestructura deficiente desde hace años y están acostumbrados a improvisar ante la falta de insumos y equipos.

Durante la 13ª Conferencia Mundial del Sida realizada en Durban, Sudáfrica, las compañías farmacéuticas fueron atacadas por negarse a que los países en desarrollo produjeran versiones genéricas de las drogas. Sudáfrica, incluso, propuso pagar royalties de entre 2 y 5% para que las compañías permitieran usar sus patentes. En una jugada que fue alabada por muchos gobiernos africanos, el ex presidente de los EE.UU. Bill Clinton firmó una orden ejecutiva en julio de 2000 que hacía más sencillo el acceso de las naciones africanas a drogas más baratas. Así, varios países empezaron a producirlos, entre ellos Sudáfrica. Sin embargo, la administración Bush está revisando varias de esas medidas firmadas por Clinton. Está por verse si las eliminará o no.

En marzo de 2001, Sudáfrica ganó su batalla legal contra las compañías farmacéuticas y logró iniciar su producción de genéricos. A raíz de esta victoria, muchas de las compañías han bajado el precio de sus drogas: se anunció que se ofrecerá el cóctel a los pacientes de Kenia por dos dólares al día. Muchos otros países están negociando. Sin embargo, a pesar de la baja de precios, las drogas siguen siendo muy caras para ciertos países. En Ghana y Kenia, por ejemplo, el salario mínimo es de menos de un dólar por día.

A pesar de los beneficios de las drogas genéricas, el New York Times reportó que “los Estados Unidos se han negado a dejar que los quince billones de dólares que el presidente Bush ha destinado para luchar contra el sida en el tercer mundo se usen para drogas genéricas, argumentando que no hay suficiente prueba de que sean efectivas”. Como resultado, la administración Bush gasta más de 2000 millones por año en drogas de marcas privilegiadas por sobre los genéricos. Para contrarrestar las críticas a esta política, la administración Bush anunció en mayo de 2004 un nuevo “proceso” para aprobar combinaciones de drogas genéricas. Pero este proceso es innecesario: la OMS ya tiene uno bien organizado, reconocido y aprobado internacionalmente. Varios genéricos para el VIH/Sida ya son usados por gobiernos africanos, el Banco Mundial, Unicef y otras organizaciones gubernamentales y no gubernamentales en el mundo. Esta nueva iniciativa de la administración es sólo otra política que retrasará aún más el acceso a las drogas para millones de pacientes.

* Kwame Kuadey es un economista nacido en Ghana, director y fundador de Aids & Africa, base de datos y centro de información integrado por voluntarios que se dedica a documentar la crisis en el continente y participar en iniciativas de solución. Más información en www.aidsandafrica.com

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