POR KEN LOACH
El 11 de septiembre estaba en lo de mi madre, en las Midlands. Me dejaron helado la audacia y el horror del ataque, pero retrospectivamente me di cuenta de que era un ataque inevitable. La interpretación de los hechos quedó en poder de medios ampliamente manipulados por políticos y por los intereses que representan, como era previsible. Había que hacer escuchar otras voces. El cine, mucho más que el periodismo, es el fruto de una reflexión, y por eso permite comunicar mucho más en el tiempo. Pero sólo puede contribuir a la paz si se inscribe en un movimiento más amplio. No creo que los hechos del 11 de septiembre influyan en mis películas; la lucha en la que se inscriben es permanente y ya la conocíamos. Por eso no hay un antes y un después del 11/09. Los atentados fueron un ataque simbólico contra el poder representado por el WTC y el Pentágono. La oposición a ese poder se manifiesta de distintas maneras. Es imposible que el gobierno norteamericano actúe como viene haciéndolo desde hace años sin ganarse enemigos en los cuatro puntos cardinales del planeta.