Es cierto, la distancia que separa al flamante Los viajes del día de la anterior producción de Rumble Fish, Del mar hallado editado por BlueArt en 2004, es considerablemente menor a la transcurrida entre éste y el primer disco del cuarteto, Ensayos, publicado en 1996. Sin embargo, el tiempo no es el factor que hace que las dos últimas publicaciones del grupo descubran múltiples puntos de contacto. Porque así como en su disco debut mostraba un claro acercamiento al jazz, en Del mar hallado las canciones fueron la plataforma sobre la que giraban diversos géneros. Producto de la apertura estética de Claudio Bolzani (guitarras), Gastón Bozzano (contrabajo), Tuti Branchesi (batería) y Manuel Cerrudo (piano), y de la metodología de trabajo que el cuarteto viene desarrollando desde hace algunos años, este nuevo lanzamiento --que fue editado nuevamente por BlueArt y que esta noche a las 21.30 se presentará en la sala Lavardén-- bien puede pensarse como la feliz profundización estética de un proyecto que ya goza de una identidad perceptible.

De un carácter eminentemente acústico, Los viajes del día reúne canciones gentiles que abren el juego al descubrimiento de sus matices genéricos. Así, a los aires jazzeros que atraviesan algunos pasajes se suman reminiscencias folclóricas y cierto toque clasicista. Sin apelar a lo explícito, las capas se superponen haciendo de las sucesivas escuchas una clave para el hallazgo. Aunque no es nuevo el juego propuesto por Rumble Fish, que ya había dado muestras sólidas de ello en Del mar...

Así lo entiende también Claudio Bolzani, que afirmó: "Podría considerarse que hay una continuidad. Básicamente el enfoque es el mismo, canciones, músicas breves, el lugar de las improvisaciones está dentro del formato de la canción... Porque no es un disco de jazz más orientado al bebop donde las improvisaciones tengan un papel demasiado preponderante, son músicas de cámara con algunos toques de improvisaciones. Son músicas que no son académicas, pero parten desde el lugar del ensamble acústico. Estamos en un punto equidistante del jazz, de algunas cuestiones del rock, el pop o el folclore. Hay una cruza de lenguajes que tiene que ver con la mezcla de lo que cada uno toca".

Las conexiones se descubren también en la aparición de obras de Carlos "Negro" Aguirre y Quique Sinesi, a los que el grupo ya había abordado en su anterior producción. Al respecto, el guitarrista apuntó: "Las composiciones propias básicamente son de Gastón. Las músicas que constituyen el carozo de todo el proyecto, a las que después se les van agregando otras del Negro o de Quique, son composiciones que aporta Gastón. Básicamente son sus ideas musicales puestas a disposición del grupo, y se van armando las cosas en los ensayos. Rumble Fish es un proyecto que no tiene un director artístico, no hay una dirección, alguien que asuma el rol de director del grupo. Están las músicas pensadas y después eso se va elaborando en los ensayos de modo muy interactivo, muy poco pautado. Después ya veníamos tocando músicas de Quique, que es compositor que me gusta tocar, y en el caso del Negro, al tener contacto más cercano con él a través de estos años, inclusive participa del disco. Hay como una búsqueda de incorporar músicas de él y de tenerlo cerca para tocar".

La metodología de trabajo conjunto es también la que ha derivado en una sonoridad propia. "Siempre los resultados estéticos son la resultante de un montón de elementos que cada uno aporta en cada momento en base a lo que uno está tocando. Por eso hay cierta continuidad, porque a lo largo de los años no cambió el perfil del proyecto. Siempre la idea fue tomar un cuerpo compositivo, un grupo de canciones que empezamos a tratar de la manera en que habitualmente hacemos las cosas. Ahí está puesta también la modalidad de trabajo, que es muy participativa", reconoció el músico.

Y profundizó: "Creo que hay una línea. Sin demasiadas pretensiones, porque no es una cosa buscada sino consecuencia de una forma de trabajar. Son más o menos las mismas búsquedas y cada uno sigue buscando encontrar formas de expresión en el mismo sentido. Desde mi punto de vista, a las músicas del disco las definiría como unas músicas que no tienen demasiadas pretensiones más allá de plasmar canciones y encuentros que tenemos durante el tiempo que separa a los discos. Y me parece que las músicas reflejan esa forma de vivir. Me parece que es una música que está despojada de especulaciones. Son canciones muy claras desde el punto de vista melódico, muy sencillas, y esa sencillez en el tratamiento es lo que acompaña a las composiciones. Así lo vivimos. No estamos buscando llegar a determinada estética, es un laburo totalmente libre".