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El gobierno del país ibérico considera que el comicio del próximo 29 de noviembre “no es aceptable” mientras no sea repuesto el presidente constitucional Manuel Zelaya, derrocado el 28 de junio pasado por un golpe de estado.

La situación política en Honduras hace que “difícilmente se pueda reconocer el resultado electoral”, explicaron fuentes de la cancillería española en declaraciones publicadas por varios medios locales.

El gobierno español sigue manteniendo su apoyo a las autoridades constitucionales depuestas y oponiéndose a las decisiones del régimen de facto encabezado por Roberto Micheletti, y considera que aún “hay tiempo para que se pueda llegar a un acuerdo”.

El Ejecutivo del Partido Socialista Español (PSOE) se mantiene firme en su apoyo a Zelaya y en su oposición a las decisiones decretadas por el presidente de facto, Roberto Micheletti.

Aunque considera que "hay tiempo para que se pueda llegar a un acuerdo" antes de la cita con las urnas, "la actual tesitura hace que difícilmente se pueda reconocer el resultado electoral".

Zapatero exige el cumplimiento de los acuerdos entre Zelaya y Micheletti para que observadores internacionales supervisen el buen desarrollo del proceso electoral.

Por su parte, la Organización de Estados Americanos (OEA) tampoco formará parte de la misión de observación, compuesta por al menos 250 miembros, entre ellos varios ex presidentes latinoamericanos, como el mexicano Vicente Fox o el peruano Alejandro Toledo.

Frente a la postura del Gobierno, el Partido Popular (PP), principal de la oposición en Espa?a, considera que las elecciones en Honduras son la solución para recuperar la normalidad en el país centroamericano, como apoya Estados Unidos.

A falta de una semana para la cita electoral, Micheletti anunció su intención de dejar el poder entre el 25 de noviembre y el 2 de diciembre, cuando el Congreso hondureño debatirá si se restituye o no a Zelaya, si bien aclaró que no renuncia al cargo.

La decisión del Parlamento es uno de los puntos recogidos en el Acuerdo de San José-Tegucigalpa del 30 de octubre, que Zelaya considera sin valor por no haberse cumplido el compromiso de formar un gobierno de unidad y reconciliación.

El presidente derrocado cumplió ayer su segundo mes refugiado en la Embajada brasileña en Tegucigalpa, adonde llegó tras huir del país después del golpe de estado del 28 de junio donde fue sacado en pijama de la residencia presidencial.

Las elecciones en Honduras serán las octavas desde que se reinstauró la democracia en 1980, después de casi dos décadas de regímenes militares.