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Por otra parte, se prevé que el rescate de los mineros tardará meses y salvarlos con vida será cada vez más difícil, según admitieron los rescatistas. "Es una experiencia muy dura, que tiene los altibajos del dolor, la pena, la frustración, la rabia que se tiene por no poder acceder fácilmente a estos mineros, por no saber si están con vida o no", dijo Golborne.

Las trabajos de perforación iniciados el fin de semana, luego que fallara un rescate más directo, sólo permitirán abrir pequeños túneles para comunicarse y suministrar víveres a los trabajadores, supuestamente escondidos en un refugio a unos 600 metros bajo tierra.

"Si logramos nuestro objetivo de llegar hasta donde están los trabajadores atrapados, nos permitirá proveerlos de agua, aire, iluminación y apoyo moral", dijo el presidente Piñera, tras una reunión especial para analizar las opciones de salvamento.

El mandatario, criticado por demorar un contacto con los familiares de las víctimas, confirmó además una profunda reforma al Servicio Nacional de Geología y Minería, encargado de vigilar la seguridad en los yacimientos del país, entre otros temas.

El proceso, empezado en medio de investigaciones parlamentarios sobre la tragedia, partirá con la renuncia del director del organismo, Alejandro Vio. Tambień fueron cesanteados el subdirector de Minería, Exequiel Llanes, y el director del Sernageomin en la región de Atacama, Rodolfo Díaz.

El principal problema en las operaciones de rescate fue hasta ahora la inestabilidad de la mina, la que presenta una falla geológica que hace peligroso abrir boquerones por las vías principales, justamente las que se derrumbaron el jueves pasado.

No obstante, pese al pesimismo, surgieron también voces de esperanza. "Hoy la mina está más estable y eso abre la posibilidad de diseñar otro tipo de rescate", dijo el experto Andrés Sougarret.