Ante un auditorio compuesto por magistrados, abogados y empleados del Poder Judicial, Cristina se refirió a las fricciones habituales entre los distintos poderes y afirmó que "la consulta acerca de las cuestiones de gravedad institucional, es decir, aquellas que afectan la vida económica, social y política de los argentinos, no debe horrorizar a nadie". Luego de reivindicar la independencia de cada uno de ellos, señaló que el poder político de las autoridades elegidas en las urnas siempre contará con "una legitimidad que el poder económico no tiene".

En alusión a las medidas judiciales dictadas acerca del uso de las reservas del Banco Central para pagar la deuda externa y acerca de la Ley de medios criticó lo que denominó el "derecho cautelar" del primer semestre del año. Más adelante afirmó que esperaba que "la tercera centuria sea mucho mejor que los 200 años que la precedieron".

Cristina recordó que "durante mucho tiempo creímos que sería imposible llegar a juzgar los delitos de lesa humanidad cometidos, fundamentalmente, desde el 24 de marzo de 1976. Sin embargo, lo hicimos, gracias a la obstinada terquedad de las organizaciones de derechos humanos y a la decisión política de los tres poderes del Estado de dar vuelta aquella página, a partir de la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, y de la resolución de la Corte declarando la inconstitucionalidad de la impunidad de ambas leyes y de los indultos. (...) En una sociedad democrática, los delitos lesa son imprescriptibles y deben ser juzgados por los jueces, con las garantías que la Constitución otorga", resumió la Presidenta.

Más adelante agregó que "éste es el camino de la democracia, no el de la venganza”. Cristina destacó "la actitud valiente, serena, firme y democrática de las Madres, las Abuelas y del resto las organizaciones de derechos humanos. Son un ejemplo en el mundo".

CFK recordó también que "fueron los militares quienes dieron el golpe de Estado, quienes cometieron delitos de lesa humanidad, pero lo hicieron en nombre de un proyecto político y económico". Y advirtió que "los sectores medios de la sociedad, los más volubles e influenciables, no podemos volver a servir a proyectos que, en definitiva, terminan beneficiando a un puñado de poderosos y concentrados intereses económicos, que terminan sepultando a la mayoría de la sociedad argentina".