El Primado de la Argentina, Jorge Bergoglio, quien fue llamado como testigo a raíz de las declaraciones de la catequista María Elena Funes, que el 23 de setiembre pasado había dicho que los jesuitas fueron secuestrados luego de que el ahora arzobispo les quitara la licencia religiosa para predicar en la villa del Bajo Flores, declaró cuatro horas ante el tribunal que juzga los crímenes de la ESMA, y aseguró que intercedió por los sacerdotes y que se reunió dos veces con el dictador Jorge Videla y otras dos con el fallecido almirante Emilio Massera, para pedirles su liberación.

Uno de los abogados de la querella, Luis Zamora, advirtió que Bergoglio "fue evasivo. No colaboró de la Justicia". A su criterio, el prelado "tuvo 34 años para declarar y no lo hizo". Zamora describió al titular de la Iglesia argentina como "alguien ostensiblemente reticente, que medía palabra por palabra" y que no pudo aportar ningún nombre de aquellos que, dijo, desde la Compañía de Jesús veían a Jalic y Yorio como religiosos "subversivos" por trabajar en las villas.

Zamora le confirmó a la agencia DyN que ahora reclamarán formalmente al TOF que el Arzobispo de Buenos Aires informe al tribunal qué gestiones oficiales hizo ante sus superiores en 1976, como representante de la orden jesuita, para pedir formalmente por la liberación de los curas secuestrados.