En su primera comparecencia después de que ayer fue el ministro de Economía, Luis de Guindos, quien anunció el rescate, el presidente mostró como un éxito lo que hace doce días negaba cuando decía que no habría "ningún rescate de los bancos españoles".

Al igual que el ministro de Economía, el presidente aseguró que, a diferencia de los rescates europeos de Irlanda, Grecia y Portugal en los que se exigieron condiciones macroeconómicas, la ayuda a la banca española "no tiene condicionalidad macroeconómica para nuestro país".

Rajoy respondió que pese a que los intereses del préstamo europeo se contabilizarán en la deuda del Estado "esto no afecta al déficit público, los planes del gobierno no se cambian por esto. No habrá más ajustes".

El gobierno realizó los presupuestos más austeros en la historia de España, con un recorte de 27.300 millones de euros, a lo que se añadieron 30 mil millones menos para educación y sanidad, con el objetivo de intentar reducir el déficit actual del 8,5 por ciento al 5,3 por ciento a fin de año, como exige Bruselas.

Los intereses por el préstamo serán de cerca del 3 por ciento, según fuentes periodísticas, frente al 6 por ciento al que España paga actualmente la deuda de bonos a 10 años, lo que hizo elevar la prima de riesgo española --diferencial con el bono alemán a 10 años-- a cerca de los 500 puntos en las últimas semanas.

El Eurogrupo aprobó un máximo de ayuda a la banca española de 100 mil millones de euros, aunque la cifra exacta no se conocerá hasta que dos auditoras independientes presenten sus informes sobre los balances de los bancos este mes.

El "agujero" encontrado el mes pasado en Bankia, la cuarta entidad del país y la más expuesta al sector inmobiliario, que necesita una inyección del Estado de 24.500 millones de euros, precipitó la petición a Europa del rescate de la banca española.