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El gobierno egipcio al borde del "colpaso"

Tras las movilizaciones ocurridas ayer a pesar del estado de emergencia y toque de queda declarado por el presidente Mohamed Mursi en las ciudades cercanas al Canal de Suez, el ministro de Defensa y comandante de las Fuerzas Armadas egipcias, Abdel Fatah el Sisi, advirtió que "la continuación del conflicto entre las distintas fuerzas políticas y sus discrepancias sobre la administración de los asuntos del país puede llevar al colapso del Estado".

El Sisi afirmó que "los desafíos y los conflictos políticos, económicos, sociales y de seguridad que afronta Egipto en la actualidad suponen un amenaza verdadera para la seguridad y la unidad del país".

"La continuación de esta escena sin que sea resuelta por todas las partes llevará a consecuencias graves que influirán en la estabilidad", apuntó El Sisi. Sin embargo, Mohamed El Baradei, principal dirigente del Frente de Salvación Nacional (FSN), anunció ayer que no se sentaría en la mesa de diálogo que convocó Mursi. El FSN exige que Mursi asuma la responsabilidad de la violencia de los últimos días y reclama la formación de un gobierno de unidad nacional.

Ante este panorama, el ministro de Defensa aseguró que las Fuerzas Armadas permanecerán como "la columna fuerte sobre la que se basa el Estado egipcio". En ese sentido, el despliegue del Ejército en las provincias de Port Said y Suez (noreste) "tiene el objetivo de proteger objetivos cruciales y estratégicos del Estado, sobre todo el canal de Suez, que nunca permitiremos que sea tocado", destacó El Sisi.

También ayer, el Parlamento dio luz verde para que las fuerzas armadas puedan detener a civiles y presentarlos ante la Justicia para preservar la seguridad y "proteger las instituciones vitales del Estado".

El Sisi reconoció que las Fuerzas Armadas afrontan un problema a la hora de no interferir en el derecho de los ciudadanos a manifestarse y proteger a su vez las instalaciones "cruciales" que afectan a la seguridad nacional. Eso requiere, en su opinión, que las protestas sean pacíficas para evitar la violencia.

Más de cincuenta personas murieron en Egipto desde el viernes pasado, cuando comenzaron los disturbios con motivo de la conmemoración del segundo aniversario del inicio de la revolución que derrocó al régimen de Hosni Mubarak.

A esos choques se sumaron el sábado los enfrentamientos desencadenados en Port Said (noreste) entre manifestantes y policías tras conocerse la decisión de un tribunal de recomendar la pena de muerte para 21 acusados por participar en la matanza de 74 personas hace casi un año en el estadio de fútbol local.

El domingo, en un intento de frenar la violencia, el presidente egipcio, Mohamed Mursi, declaró el estado de emergencia y el toque de queda en Suez, Ismailiya y Port Said, pero anoche miles de personas desafiaron esas medidas saliendo a las calles.

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Con el visto bueno del Parlamento, dominado por el oficialismo islamita, el Ejército tiene facultades para detener civiles y para reprimir nuevas protestas, mientras que desde la oposición convocaron a nuevas marchas contra el gobierno.
 
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