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Cuando asuma mañana, en un nuevo aniversario de la Batalla de Pichincha, Rafael Correa tendrá una cómoda mayoría en la Asamblea Nacional -100 de 137 bancas-, lo que facilitará la aprobación de las iniciativas del Ejecutivo en el Parlamento. De 50 años, economista, decidido a irse "a casa" en 2017 y con Jorge Glas como nuevo vicepresidente, Correa renovó su gabinete hace unos días, con la idea de apuntalar su propuesta de cambios económicos y reforzar su rol en organismos regionales, como la Unasur, la Celac y el ALBA.

En los seis años que lleva de gestión, Correa puede mostrar importantes logros y una palpable obra de infraestructura, como la caída del desempleo a 4,1 por ciento -la cifra más baja en 25 años-, la disminución del 26 por ciento en los índices de pobreza y un crecimiento sostenido de la inversión en salud y vivienda. El alto precio del petróleo -principal exportación del país- y el aumento de la recaudación de impuestos jugaron a su favor.

Durante la campaña electoral, Correa se comprometió a cambiar "la matriz productiva" de Ecuador y concentrar sus esfuerzos en cinco áreas estratégicas: refinería, astillería, petroquímica, metalurgia del cobre y siderurgia.

Hoy, por televisión, el reelecto presidente destacó "la búsqueda de calidad y eficiencia" en la gestión como una de las premisas del nuevo mandato, y destacó la mayoría que el oficialismo obtuvo en la Asamblea: "Ahora está prohibido fallar", afirmó.

"Las relaciones de poder cambiaron y en beneficio de los ciudadanos. Ya no nos dominan las élites, la bancocracia, los medios de comunicación. Ahora quien manda es el pueblo ecuatoriano", señaló Correa, quien reconoció que "aún queda mucho por hacer para alcanzar el Ecuador soñado".

Cuando complete este nuevo período, Correa sumará 10 años al frente del país, el lapso más largo para un mandatario en la historia de Ecuador, que entre 1997 y 2007 registró una asombrosa inestabilidad, que hizo que siete presidentes -entre ellos, tres derrocados: Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez- pasaran por el Palacio de Carondelet.