Jueves, 5 de septiembre de 2013 | Hoy
22:00 › UNA GUERRA SIN FIN
Un coche bomba estalló al paso del convoy de Mohamed Ibrahim, en el barrio cairota de Nasr City, y provocó un muerto y al menos veintiún heridos, diez policías y once civiles. Tras el ataque, el funcionario denunció que "es el principio de una nueva ola de terrorismo" en el país y aseguró que estaba informado de la existencia de un plan para asesinarlo, del que formaban parte "elementos extranjeros".
El Gobierno de las Fuerzas Armadas, que terminó el 3 de julio pasado con la "primavera árabe", aseguró tras el atentado que combatirá con "mano de hierro" el terrorismo y "los intentos de perjudicar la seguridad nacional".
El atentado no fue reivindicado por ningún grupo, aunque el barrio donde ocurrió, Nasr City, es considerado un bastión de la Hermandad Musulmana, organización a la que pertenecía el destituido presidente Mohamed Mursi. Tras el golpe, Nasr City fue una de las zonas en las que más manifestaciones islamistas hubo, incluso se montó un campamento frente a la mezquita de Raba al Adawiya, que luego fue desalojado a sangre y fuego, tal como ocurrió en la plaza Nadha, donde según el gobierno murieron más de 600 personas, aunque la Hermandad eleva la cifra a 4500.
El grupo radical Gamaa Islamiya, responsable de numerosos atentados en la década del 90 hasta que renunció a la violencia en 2003, se desvinculó del ataque y advirtió de que "estas explosiones abrirán la puerta a un conflicto sangriento".
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