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La caída industrial de agosto quebró cinco meses consecutivos de avances interanuales y es la tercera del año luego de las registradas en febrero y marzo. Este comportamiento se explica por la fabricación de automóviles que en el mes en estudio cayó 9,7 por ciento. No obstante en la evaluación anual el sector automotriz acumula una expansión de 12,9 por ciento.

A su vez, la industria metalúrgica exhibió una disminución de 2,9 por ciento. La baja en la producción de automotores encontró compensación en un fuerte crecimiento de 18,1 por ciento en la siderurgia. La producción de acero crudo aumentó 24,7 por ciento, contra un caída de 4,4 por ciento en la de aluminio.

También colaboró un alza de 8 por ciento en el conglomerado de empresas que elaboran materiales para la construcción. La producción de cemento subió 25,4 por ciento, la de vidrio 2,1 por ciento, mientras que el resto de los materiales cayó 1,5 por ciento.

La producción de alimentos se redujo 0,6 por ciento, por caídas de 4,4 por ciento en la molienda de cereales, 10,2 por ciento en yerba mate, y 4,7 por ciento en bebidas. En cambio hubo alzas de 4,8 por ciento en carnes rojas, de 5,1 por ciento en carnes blancas y 4,4 por ciento en lácteos.

A su vez, la producción de químicos subió 3,7 por ciento, impulsada por un aumento de 20,5 por ciento en la fabricación de agroquímicos. En tanto, la de caucho y plástico aumentó 5,2 por ciento y la textil mejoró 1,5 por ciento. En tanto, la refinación de petróleo se redujo 0,8 por ciento, y en ocho meses mantiene un retroceso de 1,5 por ciento.

La utilización de la capacidad instalada fue en agosto de 73 por ciento, contra 74 por ciento de agosto de 2012. La refinación de petróleo (86,7 por ciento), la siderurgia (83,5 por ciento) y la elaboración de materiales para la construcción (81,8 por ciento) son los sectores que se encuentran más cerca del pleno uso de su maquinaria disponible.

En lo que respecta a la encuesta industrial, el 96,9 por ciento de las firmas dijo que no tomaría empleados en septiembre y el 91,1 por ciento anticipó que las horas trabajadas no se modificarían. Asimismo, el 84,2 por ciento de las compañías creía que la demanda interna se mantendría sin cambios.